En mi particular cruzada por la conquista del Sistema de Ciencia y Tecnología por parte de la sociedad y de los agentes privados y su lógica de creación de valor, he tenido esta semana motivos de preocupación y motivos de esperanza.
La preocupación me la ha traído el último Borrador de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación que ha circulado esta semana a algunos agentes el Ministerio de Ciencia e Innovación (versión 1 V. 22_02_2010) y anda ya circulando por la red.
Tenía alguna esperanza de que, después del año de retraso que ha experimentado su tramitación en el Parlamento, el borrador hubiese experimentado mejoras sensibles. O que al menos hubiese interiorizado la Moción que ha sido aprobada este mes por unanimidad de todos los partidos políticos en el Parlamento, una moción que recoge de una forma bastante centrada los retos sobre los que la Ley debería centrarse.
Los retos sí que han quedado recogidas en la Exposición de Motivos e incluso en los Objetivos que incluye el Borrador (mejorando los anteriores), pero que luego en el articulado se pierden en una Ley que de nuevo se centra exclusivamente en la lógica pública, e incluso en este ámbito sigue sin abordar con decisión la coordinación entre los diferentes niveles de la Administración Pública (Europa, Estado y Comunidades Autónomas). Hay avances, muchas cosas positivas, pero mucho trabajo por hacer para liberalizar el mercado del conocimiento.
También la Exposición de Motivos plantea la necesidad de «… mejorar la comprensión y la percepción social sobre cuestiones científicas y tecnológicas, y la sensibilidad hacia la innovación, así como promover una mayor participación ciudadana en este ámbito: La sociedad del conocimiento ha de estar integrada por ciudadanos y ciudadanas más informados e involucrados en la ciencia y el cambio tecnológico, que son también ciudadanos y ciudadanas más libres y más responsables en la toma de decisiones sobre su futuro«.
No puedo estar más de acuerdo. Es una pena que luego este deseo no se traduzca en Artículos que impulsen con energía el necesario diálogo entre nuestro Sistema de Ciencia y Tecnología y la Sociedad.
En fin, momento es ahora para tratar de corregir el rumbo, que la Ley iniciará en breve su trámite parlamentario, y sería bueno que sus Artículos recojan adecuadamente los objetivos que tan acertadamente se plantean. A ver si hacemos bueno eso de ser «ciudadanos y ciudadanas más libres y más responsables en la toma de decisiones sobre su futuro». De nosotros depende.
Como decía, he tenido también motivos para la esperanza. Fue ayer viernes, que asistí a la interesante jornada «Challenges in fluid mechanics and scientific computing in industry«, organizada conjuntamente por BCAM (Basque Center for Applied Mathematics) y Bizkaia Xede.
Entre los asistentes, excelentes profesionales y muchos conocidos del ámbito de la empresa, de la universidad, de los centros tecnológicos, de los centros de investigación cooperativa, y de nuestras instituciones (el Gobierno, la Diputación Foral de Bizkaia, Ikerbasque, Bizkaia Xede, Innobasque…), en un acto que juntaba la generación de conocimiento científico avanzado con el interés de la industria, y que contó con la interesantísima visita de Jean Claude André, de un centro de referencia francés: CERFACS.
Científicos que no tienen miedo a que las empresas les alejen de su misión de ensanchar las fronteras del conocimiento, sino todo lo contrario, promueven espacios de encuentro con ella. Conversaciones sobre la implicación de las empresas en la gobernanza y en la financiación de los Organismos de Investigación, sobre los mecanismos para gestionar la propiedad intelectual e industrial de los resultados de esa investigación, sobre la necesidad de colaborar con los centros de excelencia internacional… Conversaciones cargadas de futuro.
Comentaba Enrique Zuazua, Director Científico de BCAM y Premio Euskadi de Investigación entre otras muchas cosas, cómo hemos crecido muchos de nosotros rodeados por la industria (ejerce tanto o más de eibarrés como yo de sestaoarra). Los talleres han formado desde que tenemos memoria parte intrínseca del paisaje de este País.
Y comentaba también cómo cuando su aita fue a visitarle a Madrid (ha sido también promotor del Instituto Mixto de Ciencias Matemáticas ICMAT), le preguntó extrañado «Eta hemen, non daude tailerrak?…»
Ojalá también nuestros hijos, cuando vayan a visitar a nuestros nietos por esos mundos de Dios, les pregunten «Eta hemen, non daude tailerrak? Eta ikertegiak, non daude?» Eso querrá decir que, además de conservar nuestra lengua, en nuestro paisaje también habremos sido capaces de conservar nuestra industria y habremos sido capaces de incorporar centros avanzados de generación de conocimiento, y sembrar, cultivar y atraer el talento que necesitan para consolidarse.
Pienso que todo ello está interrelacionado (nuestra industria tiene que ser cada vez más una industria del conocimiento), y la Jornada de ayer me da motivos para la esperanza: hay mucho por hacer, pero muchas cosas también se están haciendo de forma excelente (enhorabuena a Enrique, al excelente equipo en BCAM, a Pedro Luis y el resto de miembros de la Junta Directiva, y a Bizkaia Xede).
Bufff… esta es una de las GRANDES PREGUNTAS. Supongo que no nos queda sino ser agentes activos en la construcción de la sociedad que tenemos alrededor. Porque la realidad es que el paisaje industrial que una vez tuvimos ha cambiado. Mira Sestao y pasea hasta los antiguos cargaderos de mineral de Luchana. ¿Industria?, ¿talleres? Sea lo que sea, será distinto a como lo conocimos.
Oso ondo, Guiller
Tenemos que seguir insistiendo en los desafios sin precedentes a los que nos enfrentamos y contando y divulgando las «buenas prácticas», las que nos señalan el camino para afronat el tsunami global que nos viene.
Hace muchos años, la vida en muchos pueblos estaba marcada por las sirenas de las grandes fábricas, que indicaban la hora de la comida, el final de la jornada, la vuelta a casa de los trabajadores (sí, los). En uno de esos pueblos, se sentían los picos de actividad del horno del metal cuando los limitados aparatos eléctricos de la casa reducían su potencia. Más de una tarde, hicimos los deberes del cole en penumbra…
Como siempre que se mira al pasado, hay una cierta nostalgia, lo reconozco. Obviamente, no se trata de regresar (con la frente marchita), pero no estaría demás dejar constancia y reflexionar sobre lo bueno y lo malo de un pasado no tan lejano, antes de que tengamos que recurrir a la ficción para hablar de una industria, de unos talleres, de una manera de hacer las cosas, que nos ha marcado tanto a tantas.
Gracias por la reflexión, Guiller.
Guiller dixit: «Entre los asistentes, excelentes profesionales y muchos conocidos del ámbito de la empresa, de la universidad, de los centros tecnológicos, de los centros de investigación cooperativa, y de nuestras instituciones (el Gobierno, la Diputación Foral de Bizkaia, Ikerbasque, Bizkaia Xede, Innobasque…)». Sí, pero cuantas personas de talleres había allí? Se ha preocupado la organización de llamarnos? Esto suena a la típica presentación realizada de cara a la galería, a las administraciones y a los políticos, para pedir pasta («sensibilizar» se dice?) para este señor y su txiringuito, o no?
Sí @julen, las cosas han cambiado… y pienso que cambiarán más todavía. Tu reflexión sobre la necesidad de que seamos agentes activos en estos cambios me parece más oportuna que nunca.
gracias @Paul, tu post sobre el tsunami y la reacción que Europa necesita me ha parecido excelente.
@Pilar, mis recuerdos son a la sombra de los Altos Hornos (AHV se llamaban entoces), y recuerdo salir de casa y ver el cielo naranja, el ruido de las coladas, las sirenas de los turnos… Supongo que las llevamos dentro, y que sería mejor ser conscientes de ello, tenerlas presentes, reflexionar como bien apuntas.
Hola @Alfredo. Había personas de talleres también, aunque seguro que muchas faltabais, seguro que «la organización» (me cuento en ese grupo) de nuestro Sistema de Ciencia y Tecnología tiene que mejorar (para eso está este blog). Muchos profesionales comparten tu sentimiento hacia nuestros organismos de investigación, y eso tenemos que darle la vuelta, nos va mucho en ello.
Y para eso tu ayuda, y la de personas como tú, es la clave: por lo que yo conozco, las personas que trabajan en estos Centros y en las instituciones quieren hacer bien su trabajo, quieren crear valor, crear empleo, no quieren trabajar en proyectos vacíos de cara a la galería, en txiringuitos. Desde luego es el caso de BCAM: personas excelentes, que trabajan sin descanso (sábados y domingos incluidos) y que tienen un compromiso firme con la creación de valor (acaban de conseguir un importante proyecto para su investigación en una convocatoria europea que es muy competitiva, sólo acceden los mejores centros en Europa). Si les conocieras, no tendrías las sospechas que te surgen, te lo puedo asegurar.
Claro que no todo es así, y tu crítica tiene sentido: hay muchas cosas que mejorar, en particular para darle la vuelta a esa imagen que mucho tenéis. Ayúdanos, @Alfredo, que contigo seremos uno más.
Por lo que yo sé, de fuentes que estuvieron allí, de «compañeros de taller», el objetivo de ese tema en concreto está más cerca de lo que yo quería decir, que de la utopía a la estaría gustoso de unirme. Pero había que estar, por si acaso, por si había algún pedazo de tarta al que hincarle el diente. Pero bueno, que es normal, que todos hacemos lo mismo, es parte del dichoso networking (antes era lobby-ing creo).
Lo que no me queda claro es si ese centro va a hacer algo en fluido dinámica y fluido mecánica, he visto su Web y sigo sin ver el taller al fondo. Es bonito evocar el pasado. Dónde está el presente? Dónde están los hechos?