Me acompaña desde hace diez años un juego de Chaturanga. Ya sabéis que es un antepasado de ajedrez que procede de la India, en el que juegan 4 jugadores, cada uno con 8 fichas: el rey, el elefante (torre), el caballo, el barco (alfil) y 4 peones.
Una partida de Chaturanga viene a ser una partida de ajedrez con cuatro jugadores: la estrategia requiere competir y colaborar, muy divertido.
Ya os conté un día la partida que estoy jugando contra el Rey Rojo de las Subvenciones. Es una partida que se desarrolla en muchos tableros, en varias partidas simultáneas. He pensado que sería una ventaja que al menos alguna de las partidas fuese en un tablero de Chaturanga (así igual podríamos llegar a ser tres contra uno). A ver si se nos ocurre quiénes serían los jugadores en esa partida.
Por una parte, está claro quién es el color rojo, mi adversario. Busca perpetuar un sistema en el que los investigadores y los tecnólogos vivan en la cultura de las subvenciones. Al Rey Rojo le acompañan el Burócrata, el Investigador Mediocre (que tiene más posibilidades en el universo de las subvenciones), el Oportunista (que sabe jugar tan bien a esto de las subvenciones, que prefiere que no cambien las reglas) y el ejército de los Despistados (todavía no saben de qué va esta partida, así que le ayudan al Rey Rojo, por inercia).
Contra este rival, podrían jugar varios adversarios. Por ejemplo: la Universidad + BERCs, los Centros Tecnológicos + CICs y las Empresas. O también las Instituciones Públicas, los Agentes Privados y el universo de lo público privado. O los que casi siempre nos dejamos: los investigadores del Sistema Sanitario, los Centros de Formación Profesional y las PYMES. Sus fuerzas son los Investigadores y Tecnólogos Excelentes, las personas comprometidas en las Instituciones, … .
A veces me desespero un poco en esta partida de Chaturanga, cuando veo cómo estos equipos que tendrían que ser aliados se arrojan unos contra otros en guerras que no benefician a nadie. Bueno sí, al Rey Rojo de las Subvenciones. Lo mejor sería que cooperasen entre ellos para construir mejores estrategias de colaboración para acabar con nuestro enemigo común.
Por ejemplo, una estrategia que me parece clave y que tiene en el PCTI 2015 la jugada fundamental, es la de los recursos. Más recursos, muchos más. Si estamos apostando por transformar nuestra industria en la economía del conocimiento, eso se demuestra en los presupuestos, privados y públicos, que se aplican a la generación y transferencia de conocimiento. En esto tendríamos que estar todos de acuerdo (y dejar para después la conversación sobre cómo lo repartimos).
Y estoy de acuerdo en que es Sistema requiere reformas orientadas a crear más valor. Pero ese argumento es a mi favor: para transformar, hacen falta recursos. Y estabilidad en estos recursos, en marcos plurianuales, que permitan a los agentes abordar estrategias de medio y largo plazo, apoyadas en una gobernanza sólida y en una evaluación objetiva, transparente y orientada por ese valor que estamos buscando crear.
Tenemos un Sistema de Ciencia y Tecnología excelente, cuya trayectoria en las últimas décadas está siendo estudiada y puesta como ejemplo en muchos sitios. Para muestra, un reciente botón en Uruguay, cortesía del excelente Alberto Nieto. También pronto podremos estudiar el informe que le va a dedicar la OCDE al Sistema Vasco de Ciencia, Tecnología e Innovación. Y lo tenemos gracias a una apuesta coherente en el tiempo, en el que los recursos han constituido siempre una clave estratégica.
Recuerdo que algunos me decían que Pedro Luis Uriarte era demasiado insistente en sus mensajes desde Innobasque (y uno de ellos, alto y claro, era que teníamos que dedicar más recursos a la Ciencia y la Tecnología). Visto en perspectiva, y viendo el cambio de tendencia que los datos de EUSTAT recogen en 2007 (casualmente, el año que Pedro Luis empezó a ser tan insistente), no puedo dejar de pensar que acertó bastante siendo tan didáctico, y que tenemos que perseverar en transmitir sin descanso la importancia de este objetivo a las empresas, a la sociedad.
Visto también en perspectiva, el objetivo del PCTI 2015 no es fácil de conseguir, necesitamos trabajar todos juntos. En Europa ya se han puesto de acuerdo, y han fijado este objetivo del 3% para el año 2020, así que tan equivocados no estaremos. Como nosotros queremos ser el referente, tenemos que ir por delante… ¿Me ayudarás en mi partida de Chaturanga?
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Bonus Track 1.
Me quedó pendiente agradecer el comentario de Javier al post de las cosas imposibles. Nos dejaba la pista del libro “Alicia en el País de las Adivinanzas” de Raymon Smullyam (gracias!), y también nos contaba que no conseguía resolver la última adivinanza. Supongo, Javier, que te refieres a la del color de los ojos de Alicia, y de qué tipo es el Galimatazo.
Yo ya lo sé ; )
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Bonus Track 2
Buscando imágenes para el post, he dado con una imagen que no puedo resistirme a incluir, aunque no encaje demasiado con Chaturanga. Exclusivamente para amantes del ajedrez que hayan visto la película «300» (Zack Snyder, 2006). Hay gente que tiene chispa, la verdad…
A lo largo de los últimos años he visto de todo y he comprobado como ese color ROJO se ponía de moda. Muchos se convertían por así decirlo, en Fashion Victim, se ponían una bufanda en la cabeza de ese color que nos les dejaba ver.
Parte de los que se han dejado seducir por el universo de las subvenciones (Casi se podría comparar con la fuerza oscura que atrae a los Jedi y los usa para su fin) lo consideraban como una solución a corto plazo para cubrir sus necesidades inmediatas, consumiendo recursos sin pensar muchas veces en generar valor.
Algunos no han tenido en cuenta la alineación de la estrategia ni objetivos de empresa a la hora de seleccionar y solicitar las ayudas, no pudiendo aplicar la ventaja competitiva derivada de la I+D en sus organizaciones, incluso en algún caso para finalmente convertirse en una distracción y desviarse de su meta.
De todas formas cada dia se mejora y entre todos se lograra ganar la batalla al Rey Rojo, estoy seguro.
O no entiendo el chaturanga….o no te entiendo a tí, o…..
Vamos a ver. Si dices que el enemigo es la cultura de las subvenciones, no entiendo cómo se te ocurre alimentarlo más. Por que si dedicas más recursos, más cultura de subvenciones. ¿O es que crees que el incremento va a venir de la mano de los privados?
Por otra parte, ¿cómo es que aumentando los recursos durante tanto tiempo, los resultados se hacen esperar tanto?
Cuando se aumentan los recursos, sin limpieza previa, engordan y se hacen más fuertes: el mediocre; los intermediarios; los burócratas; los listos «capta subvenciones»; más los despistados que son muchos.
Me temo que la vista desde el mundo de la cultura de las subvenciones, despista al mejor intencionado.
Ánimo. La limpieza previa resolvería el problema
Estoy con Juanmari y también con Guiller, y creo que es difícil no estarlo con ámbos, al menos parcialmente.
Me parece evidente que partiendo de los niveles de inversión en I+D que tenemos, sea legítimo aspirar a alcanzar aun mayores cotas, que nos permitan converger con Europa y el resto de economías del conocimiento y la innovación. Es necesario afianzar la estructura que tenemos (RVCYT) y potenciarla para que sus agentes puedan competir en el marco global, favoreciendo la generación de riqueza local.
También es evidente que esa estructura no está generando el impacto que debiera y es preciso hacer ajustes para que la inversión sea rentable. Estos pueden ser de muchos tipos. Juanmari habla de “limpieza interna”. Suena un poco fuerte, pero no voy a quitarle su parte de razón. Guiller habla de una alianza de todos los agentes contra el Rey Rojo. Suena muy bien, pero ¿cómo se articula algo así cuando el Rey Rojo se sitúa en el centro del tablero?
La solución vendrá cuando los agentes de la RVCYT no necesiten tanto al Rey Rojo, porque hayan conseguido ser menos dependientes del dinero que éste les proporciona. El dinero del Rey Rojo de las Subvenciones es necesario para el funcionamiento del sistema, pero no puede constituirse como el elemento único de valor en la relación del resto de agentes. Estos debieran establecer sus relaciones económicas, independientemente de la presencia o no del Rey Rojo, basándolas en sus propias aportaciones de valor.
Para los agentes de la RVCYT éste es su auténtico reto, aportar más valor a sus clientes y a la sociedad en general. Esto supone orientarse hacia la generación de tecnología propia, superando un papel de meros adaptadores o copiadores de soluciones de otros. Para los Centros Tecnológicos esto implica un cambio en su modelo de negocio tradicional. Muchos de ellos ya están en ello. También la Universidad y el Sistema de Salud están cambiando para favorecer el desarrollo de tecnologías propias con una orientación de mercado.
Cuando hablamos de aportar valor en base a la generación de tecnología propia es preciso dominar no sólo la tecnología, sino todo el entramado jurídico-legal del Sistema de Propiedad Industrial (PI), que se establece como garante de los derechos de propiedad de los activos inmateriales. En particular, en el mundo de la tecnología es preciso conocer el Sistema de Patentes, así como los procedimientos para proteger los Secretos Industriales. Desde hace algunos años, se vienen trabajando entre nosotros estos asuntos. Sin embargo, en mi opinión, tampoco en este caso el esfuerzo realizado se está traduciendo en resultados. Desde mi punto de vista, se tratan los temas de PI de una manera parcial, sin una visión global y sin estrategia de negocio. Por ejemplo, desde las Instituciones Públicas se generan iniciativas para incentivar la solicitud de patentes con unos procedimientos poco atractivos para los posibles beneficiarios. También, para muchas empresas y agentes de la RVCYT, la patente se constituye como un fin en si misma, sin una debida orientación a mercado, contribuyendo de este modo a incrementar la triste estadística del 85% de patentes que nunca generan ningún ingreso.
Una forma idónea para optimizar el rendimiento económico de la I+D es mediante una gestión de la PI integrada en la Estrategia del Negocio. Una gestión que permita orientar la actividad de I+D, desde su fase de planificación o propuesta, hacia “posiciones únicas de valor” y que acompañe dicha actividad, durante todo su ciclo de vida, garantizando las mayores cotas de rentabilidad, tanto para los agentes del la Red, como para las empresas y la sociedad.
Alcanzar una gestión integral de la PI, a la vez que integrada en las Estrategias de los agentes de la RVCYT, y en la Estrategia de la propia Red en su conjunto, es algo que se presta a la participación y cooperación que propugna Guiller, “para construir mejores estrategias de colaboración para acabar con nuestro enemigo común”. Para esa partida de Chaturanga podríamos ser tres contra uno.
¡Ganamos todos y pierde el Rey Rojo! ¡Jaque mate!
gracias @eneko, me parece que aciertas en tu comentario, y también en la confianza: vamos mejorando, y lo conseguiremos
gracias @juanmari, no necesito que me entiendas, agradezco siempre tu compañía, tu compromiso. Estoy de acuerdo en que es mejor extirpar el cáncer, y luego alimentar al paciente, sí. Cuando encuentres al cirujano de mirada limpia, pulso firme y bisturí afilado, me avisas. Mientras tanto, yo seguiré recomendando quimio y radio, y darle de comer al paciente, no vaya a ser que si encima le ponemos a dieta se nos quede en la mesa de operaciones. Pienso que hay más tejido sano que enfermo, y que si alimentamos adecuadamente al paciente, el propio organismo sano acabará por imponerse a la enfermedad.
gracias @Julián, mucho que trabajar en entender esta nueva economía del conocimiento, estoy seguro que trabajo no te va a faltar!
Abajo la sangre roja!
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Hola, yo soy ajedrecista y me gustaria disputar contra usted una partida de Chaturanga, si le interesa la idea contacteme.
Saludos!
El juego de la Dama Loca – euskadi™