Me han preguntado algunos amigos por los incendios interiores de los que hablaba el otro día (Innobasque, el PCTI 2015, las cosas que nos quedan por hacer…). No es fácil resumir tantas llamas en un solo post, así que os las iré contando por partes.
Esta semana es adecuada para hablar de la llama de Innobasque. El martes se han cumplido cuatro años desde que el 5 de Julio de 2007 celebramos la última Junta Directiva de Saretek, y la primera de Innobasque. Ese día la Asociación todavía no tenía ese nombre, la bautizamos en otra Junta que celebramos al de unos días…
Así que asistí en primera línea al parto y al bautizo, y después me contrataron una temporada para cuidar a la criatura (alguien tenía que enseñarle qué era eso de la innovación tecnológica). Si habéis cuidado a una criatura recién nacida, sabréis de la extraordinaria fuerza del vínculo que crea esa relación. Aunque ahora no estoy en la Junta Directiva, ni tengo contrato para cuidar nada, no puedo evitar seguir sus pasos con la mirada. Además, conservo grandes amigas y amigos en ese proyecto, que a pesar de conocerme muy de cerca, son capaces de seguir teniéndome aprecio (algo nada sencillo).
Vale Guiller, pero nos va a contar qué es lo que te quema por dentro de Innobasque…?
Para explicarlo, necesito recurrir a un cuento que circula por Internet. Sus protagonistas son cuatro velas, y un niño, y os lo voy a resumir en dos párrafos:
Tres de las cuatro velas (las que se llamaban paz, fe y amor), se van apagando con el paso del tiempo, agotadas y defraudadas por la indiferencia de la Humanidad. Entonces se acerca un niño y, al ver las tres velas extinguidas, comienza a llorar con angustia por el futuro que espera a la Humanidad.
La cuarta vela ve al niño llorando y le dice «No tengas miedo, mientras yo tenga fuego, puedes encender las demás velas”. El niño coge la vela que todavía arde y vuelve a encender las demás, y vuelve a sonreir…
La cuarta vela, lo habrás adivinado, era la de la esperanza.
Recuerdo también que había varias velas encendidas en los primeros meses de Innobasque: la vela de la ilusión de transformar este pequeño gran país, la vela del apoyo de las instituciones, la vela del compromiso público-privado… Algunos me cuentan que han dejado de ver esas llamas encendidas, y se lamentan y me dicen que queda mucho trabajo por hacer, que esto es una carrera de fondo y acabamos de empezar a correr… A mí me parece que todas las llamas siguen encendidas, aunque entiendo que para los que miran de cierta distancia no siempre sean evidentes.
Así que ¿qué es lo que me quema por dentro de Innobasque…?
Parecidas llamas que las que queman al cisne negro que tomó el relevo del primero, cuando varios estaban soplando para apagar las velas, un esfuerzo generoso y enorme que nunca le sabremos agradcer. Parecidas llamas que las que queman a las personas que cada mañana se acercan a la criatura de cuatro años para cuidarle, para acompañarle en la difícil tarea de ayudarle a encontrar su camino…
No pude quedarme a su lado para acompañarles, no sirvo para arder despacio… Pero me llevé prendida por dentro la llama de la esperanza. También llevo por dentro más cosas: ya sabéis que comparto con la Reina Blanca la habilidad de leer el futuro y me acompaña la visión de que, en el 33 cumpleaños, millones de velas innovadoras estarán encendidas en este pequeño gran país, iluminando un Segundo Renacimiento que los historiadores situarán en el año 2030.
Así que esta semana que Innobasque ha cumplido cuatro años, he querido acercarme y soplarle las velitas. He soplado tres, y he dejado la cuarta encendida, y he guiñado el ojo a la criatura que, al otro lado de la tarta, me ha sonreído pensando: menos mal que te ibas, que si te llegas a quedar, me quemas la tarta…
Muchas gracias Guiller por seguir manteniendo al menos la vela de la esperanza. Nosotros seguimos manteniendo también la vela de la ilusión y trabajamos día a día, pasito a pasito, intentando mantener encendidas, aunque sólo sea un poquito, las otras dos velas imprescindibles para lograr la transformación de este pequeño gran país. En realidad esta tarea de mantenimiento de las velas las siguen realizando los 950 socios y cerca de los 9.000 usuarios de nuestras redes sociales que con su dedicación, su ilusión y su participación, conseguirán que tu visión del futuro para nuestro 33 cumpleaños sea una realidad.