El último laberinto

Igual recuerdas la escena de «Una mente maravillosa» (Howard, 2001) cuando Nash pierde una partida de Go («Es un juego imperfecto» – dice para justificarse).

a-beautiful-mind - go-gameAlgo así habrá pensado el maestro Lee Sedol, uno de los grandes maestros mundiales de este juego, que ha perdido 4 – 1 contra una máquina programada por DeepMind «AlphaGo», una compañía de inteligencia artificial que Google compró en 2014.

Que las máquinas nos ganen en juegos de estrategia no es una novedad. Que lo hayan hecho en el milenario Go, rompe una barrera que muchos habían pensado que era infranqueable. A pesar de que las reglas de Go son simples, la estrategia para ganar se ha resistido durante décadas a la programación, ya que requiere tomar decisiones en muchas ocasiones contradictorias. Los buenos jugadores te explican que se trata de una cuestión de equilibrio, entre defensa y ataque, entre audacia y prudencia, entre la estrategia del largo plazo y la táctica del corto…(como la vida misma ¿verdad?)

Algo que al parecer las máquinas también pueden aprender cuando se les enseña adecuadamente, con una técnica que se he dado en llamar «deep learning» («aprendizaje profundo») y que está sirviendo para reducir dramáticamente la distancia entre hombres y máquinas en procesos en los que hasta ahora éramos imbatibles.

Pronto (este siglo, al parecer) no quedará ninguno de estos procesos en los que los humanos seamos mejores que las máquinas… Borges describió el Go en una poesía escrita en 1978 como «laberintos que ya no exploraré«, aunque luego corrigió él mismo su poesía y lo cambió por «un laberinto que nunca será mío» (para entonces el argentino estaba ya totalmente ciego…).

Al parecer, las máquinas no tienen estos límites, todos nuestros laberintos acabarán siendo los suyos… O quizá sí nos quede uno último, el juego más antiguo, ése en el que las máquinas nunca podrán ganarnos, porque la única condición para jugar es, precisamente, ser humano.

Voy a ver si dedico estos próximos días algo más de tiempo a pasear por este último dédalo, últimamente tengo la sensación de que andamos más perdidos que de costumbre…

3 pensamientos en “El último laberinto

  1. Querido Guillermo,

    Buena reflexión de un tema interesante y actual. Efectivamente, los algoritmos cada vez son mas autónomos e «inteligentes». Pero, confío en dos cuestiones para que esto no se nos vaya de las manos:

    1) Los humanos espero siempre mantengamos el «monopolio de la pregunta». Las máquinas son buenas respondiendo a lo que nosotras les digamos que hagan. Pero de momento no deciden qué hacer.
    2) Espero que pronto llegue el «accountability» de los algoritmos. Pasquale, en su reciente libro «The Black Box Society» ya alerta del peligro de tanta autonomía en los algoritmos y que nadie sepa qué hay en esas cajas negras que implican seguridad ciudadana (los vehículos autónomos, por ejemplo), decisiones sobre sanidad y educación, etc.

    Un abrazo.

  2. La búsqueda de máquinas capaces de pensar «igual o mejor» que los seres humanos, siempre me ha recordado la busqueda de la piedra filosofal: una substancia que pudiese transformar en oro otros materiales mediante procesos químicos (para hacerse rico, claro).

    Hoy es possible sintetitzar oro, en aceleradores de partículas y en reactores nucleares. Pero es mucho mas barato obtenir oro de la tierra.

    Para jugar a Go, ¿no es mejor buscar un buen amigo?

    Xavier

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