FLL Euskadi: volver a abrir la caja de Pandora

La historia de la caja de Pandora es conocida: la curiosidad que deja escapar todos los males.

Estar constantemente mirando a este futuro turbulento que ya ha llegado, y que nos va a acompañar durante la próxima década, es un ejercicio difícil. Como la humanidad cuando Pandora abrió la caja, no estamos preparados para lo que nos viene.

Hacerlo desde el universo de lo público-privado no lo hace más fácil: es como estar luchando contra un incendio con una manguera en la mano que no tiene la presión suficiente.

Tendríamos que estar lanzando toneladas de agua a mucha presión, para ayudar a nuestras empresas, los bomberos que están luchando a brazo partido con el fuego dentro de un edificio en llamas. Y al final no se sabe si es la boca de incendios, que nos hemos dejado una rata muerta dentro, o que no sabes sujetar bien la manguera, lo cierto es que no brota ese caudal que necesitamos. Y en ocasiones piensas que sería mejor tirar la manguera al suelo, y unirte a los que están dentro, combatiendo las llamas.

Algo menos conocido que el mito de la Caja de Pandora, es el final de la historia. Pandora cierra la caja a tiempo para que no escape lo que había al fondo: la esperanza.

Estas últimas semanas, he tenido la oportunidad colaborar en el lanzamiento de la primera edición del torneo internacional First Lego League en Euskadi. Una iniciativa que «aspira a transformar la visión actual de la ciencia y la tecnología por parte de los niños, haciendo que la ciencia, las matemáticas, la ingeniería y tecnología sean interesantes y divertidas a la vez».

¿Qué planteamientos busca  transmitir a a jóvenes de 10 a 16 años?

  • Somos un equipo.
  • Trabajamos para encontrar soluciones con la ayuda de nuestros entrenadores.
  • Honramos el espíritu de una competencia amigable
  • Lo que descubrimos es más importante que lo que ganamos.
  • Compartimos nuestras experiencias con los demás.
  • Mostramos un profesionalismo atento en todo lo que hacemos.
  • Nos divertimos!

Para poder organizar el torneo, teníamos que conseguir liar en esto a más de 100 voluntarios. A mí me tocaron los jueces: unas 20 personas que estuviesen dispuestas a pasarse un sábado a la mañana en diciembre (y unas cuantas horas en las semanas anteriores), a cambio de nada. Bueno, a cambio de ese rollo de poner un granito de arena.

Lo cierto es que no sé si este granito de arena va a ser capaz de detener las llamas, cuando necesitamos apilar sacos y sacos de arena. Lo que sí sé es que a este bombero le han ayudado a volver a abrir la caja de Pandora para encontrar lo que nos queda en el fondo, la esperanza.

La esperanza de más de 100 profesionales que son capaces de implicarse en resolver un problema que es de todos, y son capaces de hacerlo sin ganar nada para ellos. Que vienen de las empresas, de los centros tecnológicos, de las universidades, de las escuelas (y también de nuestra querida Fundación Iñaki Goenaga, esos jóvenes becarios que tienen la audacia de elegir una carrera investigadora con la que está cayendo).

La esperanza de más de 170 jóvenes de 20 centros escolares de Euskadi que el próximo sábado, 12 de diciembre, se van a unir a 130.000 cahavales más, de 53 países, compitiendo para resolver problemas reales mediante la construcción y programación de robots usando conceptos de ingeniería y la elaboración de un proyecto científico que deberán presentar delante de un jurado.

Ver este proyecto (y algunos otros en los que estamos trabajando desde Innobasque) es como ver nacer una cadena humana de personas que, con baldes, se adentran en el edificio para llevar aunque sea un poco de refresco para los que están luchando contra el fuego.

Es como abrir una rendija en la caja de Pandora por la que escapa un poco de esperanza. Y quizá sea eso lo que nos hace falta para desatascar esta manguera de lo público-privado. Una mirada nueva, cargada de proyectos como éste, cargada de esperanza.

Como dicen los bomberos en la película Llamaradas (Ron Howard, 1991), «You go, we go». No sé si seremos capaces de vencer a este coloso en llamas que se nos ha desatado: lo que sí sé es que, como me decia ayer Edorta, el excelente Director de Tecnología del Gobierno Vasco, necesitamos conservar la esperanza de que, trabajando juntos, podemos hacerlo.

4 pensamientos en “FLL Euskadi: volver a abrir la caja de Pandora

  1. Gran post, Guiller, sobre …¿»el adviento de la innovación», no?
    Sobre la «caja de Pandora»: al abrirse salió lo peor, sin duda, pero conseguimos guardar con cuidado la esperanza, lo mejor que tiene la especie humana. La esperanza es lo único que mantiene vivos a las grandes mayorías desafavorecidos del planteta, a los derrotados de la historia. Sólo por la esperanza amanece de nuevo cada día para tanta y tanta gente en este mundo, a la vez terrible y cruel, a la vez capaz de lo mejor.
    Pero la esperanza debe ser movilizadora, activa, hay que crearla, irradiarla y tiene que transmitir la responsabilidad de acertar en las grandes decisiones que hay que tomarse. Sin espera. También en nuestro País Vasco.

  2. Hola Guiller,
    al comenzar a leer tu post, he recordado precisamente la esperanza que quedaba en el fondo de la caja, y al continuar tengo que decir que en tu caso está acompañada de una dosis de entusiasmo que espero resulte contagioso para todos este año que comienza, gracias y felices fiestas 😉

  3. Thought in Euskadi » Blog Archive » FLL Euskadi: Espíritu & Trabajo de Equipo

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