Sueños, ideas y otros parásitos resistentes

Chris Nolan nos ha regalado este año la película Origen, un título mal traducido del original Inception (Nolan, 2010). No es fácil encontrar una película tan innovadora en Hollywood en estos tiempos que corren, así que espero que se lleve por lo menos media docena de estatuillas.

Inception 01

Nada más empezar la película, el diálogo entre los protagonistas nos explica cuál es el parásito más resistente, que no es ni una bacteria, ni un virus…

Una idea, resistente, muy contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla. Una idea totalmente formada y entendida se queda ahí aferrada…

La película nos sumerge después en un futuro no tan lejano en el que se ha desarrollado una tecnología que permite entrar en los sueños de las personas, para llevarse las ideas que tenemos escondidas en nuestro subconsciente, o incluso para dejarnos las semillas de otras nuevas. Una tecnología peligrosa, sin duda… porque las ideas son las que mueven el mundo, y nos arrastran…

Me acordaba de la película este viernes, cuando mis nuevos amigos de una de las fuerzas sindicales con las que me toca conversar ahora (los que hicieron famoso a Urdaci), me advertían del peligro de manipular los sueños de una organización. La verdad es que he agradecido su correo (lo hubiera agradecido más si no lo hubieran mandado al mismo tiempo a toda la organización, pero bueno, supongo que ésas son las reglas de esta conversación, a las que tendré que acostumbrarme…). Lo cierto es que me ha hecho pensar en el peligro de confundir los sueños compartidos con los manipulados, un peligro del que nos alerta con alguna frecuencia el artesano en sus magníficos posts

Las personas sueñan, las organizaciones sueñan y las sociedades también. De hecho, eso es lo que las define, casi tanto más que lo que son en la actualidad. Cuando deja de haber un sueño compartido ¿qué nos queda? ¿rutinas? ¿contratos? ¿banderas? Las raíces, que algunos quieren olvidar, realmente donde habitan es en nuestros sueños, agarradas a capas de conciencia que llevamos por dentro y definen quiénes somos, qué nos importa, a dónde queremos llegar…

Como en la película de Nolan, a veces podemos tener la tentación de querer introducirnos en los sueños de las personas, de las organizaciones, de las sociedades, y dejar allí la semilla más poderosa de transformación. Una cosa tan sencilla como una idea: cuanto más simple, más poderosa… Una idea muy simple, puede cambiarlo todo.

Así que la advertencia de mis amigos sindicalistas tiene sentido. Ellos también nacieron de una idea muy simple, con un potencial de transformación inmenso, que nace precisamente de un sueño compartido (syndicat, quiere decir unión) ¿Por qué quien trabaja debe vivir en el sueño de quien aporta el capital?

Es una pregunta muy sencilla, pero muy difícil de contestar. Porque, como nos contaba Ignacio, quien crea una empresa es alguien con una capacidad especial, que necesitamos mucho: la capacidad de transformar un sueño en realidad, asumiendo riesgos que otros no están dispuestos a aceptar… Claro que necesita para ello que otros sueñen con él, y nos hemos educado a creer que la única opción para ello es que compre sus sueños con una nómina, los manipule con ejecutivos que dominan las tecnologías para implantar ideas en los sueños colectivos…

Me parece a mí que es hora de despertar de esa pesadilla, y empezar un sueño distinto. Claro que para conseguirlo tenemos que sumergirnos en capas muy profundas de nuestra sociedad y dejar allí una idea que sea muy simple, pero con un potencial de transformación inmenso… Una idea como que en la nueva economía, la fuerza que una los sueños de las personas dejarán de ser los contratos laborales, y pasará a ser los proyectos compartidos, co-participados, sueños en los que todos tengan la capacidad de entrar y dejar sus ideas innovadoras…

Quizá si consiguiésemos soñar juntos un sueño así, conseguiríamos de paso que germine otra idea simple, una semilla que alguien consiguió sembrar en este pequeño gran País (no sé si os suena, es esa idea descabellada de que  Euskadi sea en 2030 EL referente de innovación en Europa…).

He de confesaros que esta idea de la co-participación no es mía, la he soñado en un sueño que comparto con otros. Quien podría contarla mejor es juanmari, que en tiempos remotos nos dejaba aquí algunas ideas… A ver si se estira y nos deja un post un día de éstos…

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Bonus Track 1.

En torno a la idea de que Euskadi sea EL referente de innovación en Europa en 2030, existe otra también muy sencilla: para conseguirlo hay que invertir como sociedad en generar conocimiento. Hay que invertir al menos al ritmo al que invierten las sociedades más innovadoras…

Así que dibujamos una escalera sencilla, para alcanzar ese objetivo. Esta semana el INE publicaba el escalón del 2009, el año oscuro de la crisis y ¿sabéis que? En Euskadi conseguimos poner el escalón que nos tocaba, a pesar de todo, y romper la barrera del 2%, para llegar al 2,06% de inversión en I+D sobre el PIB. Como siempre, la parte del león se la llevan las empresas… ¿Conseguiremos que éste sea un sueño compartido también…?

GastoI+D.

Bonus Track 2.

No puedo acabar el post sin contaros la adivinanza que recorre toda la película de Origen (ya sabéis que me gustan mucho las adivinanzas, especialmente las que nos ayudan a entender mejor el enigma más complicado de todos ).

Estás esperando un tren. Un tren que te llevará muy lejos.
Sabes dónde quieres que ese tren te lleve, pero no dónde te va a llevar. Pero no te importa.

¿Cómo puede no importarte dónde te lleve ese tren?

Chris Nolan nos cuenta muy pronto cuál es la solución, y sin embargo no es hasta el final que entendemos qué significa.

La respuesta es muy sencilla, como la de todas las buenas adivinanzas. En ella se despeja la única incógnita que, a fin de cuentas, merece la pena tratar de despejar. La razón por la que es tan importante soñar, y los peligros que encierran esos sueños…

Que tengas suerte en esta adivinanza, ojalá puedas coger ese tren.

inception2

9 pensamientos en “Sueños, ideas y otros parásitos resistentes

  1. Precioso comentario, Guillermo, en estos tiempos de incertidumbres en los que tan importante es soñar. El sueño colectivo de una organización o un pueblo es materia muy delicada que, por mi parte, dejo en manos de los líderes capaces de inspirarlo y dirigirlo. Pero lo que sí creo que debemos fomentar y proteger sin límites es el sueño individual, que da sentido a una vida.

  2. El sueño individual… me gusta la idea de Alfonso, que me parece (perdón por interpretar cuando no me llaman…) no es para nada contradictoria con el mensaje de este post…
    Cuando se convierten en colectivos, los sueños individuales tienen poder de transformar más allá del círculo cerrado en el que podemos llegar a convertirnos. No parece un objetivo sencillo, pero tal vez es el destino de ese tren: expresar el sueño, la idea, que sintonice las aspiraciones individuales con las de grupos de personas, cada vez más, cada vez más amplios.
    Un viejo amigo de fatigas (también éstas antiguas) solía decirnos: «los sueños se convierten en proyectos cuando se colectivizan» … y en alguna ocasión ocurrió. «I have a dream», que decía aquel…

  3. Qué cierto lo que cuentas, @Alfonso. Si aprendiésemos a crear organizaciones que pusisesen por delante a las personas, a sus sueños, liberaríamos un potencial infinito, que ahora solemos desperdiciar…

    Efectivamente @pilar, el segundo Bonus Track trataba de tender un puente a los sueños que tenemos más dentro, de los que habla Alfonso. Aunque la solución de acertijo del tren era más modesta, al menos en la película: bastaba la compañía de una sola persona para dar sentido a este extraño viaje.

    Así que gracias a los dos, la compañía es lo que da sentido al viaje.

  4. Es posible que esté soñando pero…..
    Parece claro que el sueño del consumismo eterno, del crecimiento perpetuo, de la inversión creciente en I+D, sin reparar en los límites, se acabó.
    Hoy, en Occidente, ya no se fía, y hay que pagar las deudas. Estamos en una situación más exigente. Y todos, ¡con estos pelos¡
    No esperemos a que los dirigentes, el capital, el desarrollo, o cualquier otro sueño, nos salve. Estamos solos, ¿afortunadamente?, y se trata de ser seriamente un equipo, con nuestras limitaciones, para construir nuestro futuro.
    La cuestión inicial es la del tren, que formulo de otra manera: ¿somos de los nuestros?
    Porque el «nosotros» se construye, sobre todo en base a un mutuo reconocimiento, que se expresará luego en un proyecto, una idea, un sentimiento.

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  6. gracias @juanmari, tu compañía es siempre agradable,
    nos está costando despertarnos de la pesadilla, sí.
    En cuanto a si somos de los nuestros o no, ya leí lo que dejaste en Ekoberri, mucha razón te asiste…
    ondo izan,
    guiller

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