«… cuando Héctor o Aquiles no tienen la suerte de morir en Troya, se convierten en Ulises intentando regresar a Itaca bajo un cielo sin dioses, y llamándose Nadie para sobrevivir en la cueva del cíclope.
Cualquier imbécil puede ser Héctor o Aquiles. Lo difícil es ser Ulises, con una Troya ardiendo en la memoria.»
Con Arturo Pérez Reverte (la cita es suya) me pasa como con Borges, que me leen por dentro a veces, pero nunca cuando hablan de Euskadi. Les disculpa que no es nada fácil entender esta tierra para aquéllos que no la llevan en el corazón. Eso nos pasa con muchas cosas ¿verdad?, lo esencial es invisible a los ojos…
Lo difícil es ser Ulises con Troya ardiendo en la memoria… Lo difícil es ser Ulises cuando, hasta donde alcanza la vista, el mar está en llamas, las mismas que llevamos en la mirada.
Los que me leeis ya conocéis alguno de los incendios que llevo en los ojos, ya sabéis que me quema nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación. Que me quema que el PCTI 2015 no sea todavía el mapa que necesitamos que sea, que me quema Innobasque, que me queman todas las cosas que quedan por hacer y decir, y que me quema el paso del tiempo en cada aniversario. Muchos incendios me devoran, está claro que el problema lo llevo en mis ojos…
La cita de Reverte me vino a la cabeza este pasado viernes, cuando me acerqué a la Sala BBK para escucharle un ratillo a Pedro Luis Uriarte. Necesitaba volver a escuchar otra vez la historia que le escuché hace cuatro años. Necesito a veces recordar qué hago aquí, embarcado en este barco a medio camino entre una Troya en llamas y una Itaca que hace tiempo que aprendí que nunca alcanzaré.
Los grandes interpretes tienen esa magia que hace que aunque interpreten mil veces una obra, cada vez es irrepetible, arranca nuevos matices, tonalidades diferentes. También, como en el caso de los virtuosos, esa magia no es fruto del azar, ni de la improvisación, sino del esfuerzo y la dedicación incansable de los que fui testigo en los años que tuve el privilegio de acompañarle en Innobasque.
Pedro Luis es mil veces Ulises, y cuando le escucho es como si de repente estuviese sentado a su lado contemplando la puesta de sol (Habito en Itaca, hermosa al atardecer…). El aire se llena del aroma del mar, el cielo se incendia con el ocaso y por un momento me asalta la certeza de que algún día llegaré a esa playa, a esa Euskadi que ya ha completado la transformación que tenemos pendiente…
De esta última interpretación del viernes, me he quedado con la cita de Miquel Roca en La Vanguardia, que en la voz de Pedro Luis adquiere un sentido muy fácil de entender: «Los que no quieran ser sujetos pasivos del declive, deberán asumir la responsabilidad de ser agentes de la esperanza. Dando la cara. Todo menos el silencio«. Ya se la había leído a la incansable Igone, aunque en directo me removió con más fuerza.
Claro que después del ratillo en la sala BBK, me tocó despertar. El mar seguía en llamas, en todas direcciones, hasta la línea del horizonte. Me pregunté de dónde sacaría Pedro Luis la fuerza para seguir soñando con Itaca, para aguantar la mirada de todos los que hace tiempo que decidieron que Itaca no existía, y que no merecía la pena tratar de llegar a ella. Me pregunté qué hacía yo navegando por este mar en llamas, y si no sería mejor buscar refugio en alguno de los puertos más cercanos. Luego recordé lo de la elección entre el declive y la esperanza.
Lo difícil es ser Ulises… Lo difícil es seguir soñando que en 2030 Euskadi será conocido en Wikipedia por ser la cuna del segundo Renacimiento…Saber que nuestro puerto de destino no existe, y aún así seguir navegando.
Lo difícil es ser Ulises.
Por fortuna, en este pequeño gran País, Pedro Luis y algunas otras personas han decidido que, a pesar de todo, lo difícil merece la pena. Con ellas navegaré, ¿vienes?
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Bonus Track 1.
Sería más sencillo elegir batallas de las que podríamos salir vencedores.
Pero quizá lo que necesitemos es que haya personas que elijan ser invencibles, antes que ser vencedores. Porque invencible no es quien gana, sino quien decide que nunca le derrotará el cansancio del mar siempre en llamas, quien elige la esperanza.
Si no has visto Invictus (Clint Eastwood, 2009), merece la pena unas palomitas. Si no tienes tiempo, siempre puedes quedarte con el poema de Henley que le da título, y que acaba así:
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
Yacen los horrores de la sombra,
Pero la amenaza de los años
Me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
Cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el dueño de mi destino;
Soy el capitán de mi alma.
Dear Guiller, ¡cada año (mañana lunes) estás más jóven! Eskerrik asko por centrar el objetivo. Me parece que en esta querida Euskadi nuestra hay aún mucho «canto de sirenas» que tiene despistado y paralizado a bastante personal … Toca reacción, sin duda. Aurrera!
Presente incierto y futuro incierto aún más, aunque lleno de esperanza Guiller.
Lo único que tengo claro es que si hacemos un esfuerzo ¡sólo podemos mejorarlo! Debemos actuar y, al menos participar porque, el cambio, aunque cueste decirlo al ver el sufrimiento continuo de todos nuestros cercanos ,… era necesario.
Es bonito intentarlo cada día simplemente porque, lo difícil es ser Ulíses 😉
Leyendote y recordando a PLUS me ha venido a la cabeza este conocido poema de Rudyard Kipling que os perfila y que entre todos debemos contagiar:
Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y te culpan por ello;
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero admites también sus dudas;
Si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o, siendo engañado, no pagar con mentiras,
o, siendo odiado, no dar lugar al odio,
y sin embargo no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabiamente;
Si puedes soñar-y no hacer de los sueños tu maestro;
Si puedes pensar-y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre
y tratar a esos dos impostores exactamente igual,
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho
retorcida por malvados para hacer una trampa para tontos,
O ver rotas las cosas que has puesto en tu vida
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas;
Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlo a un golpe de azar,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir nunca una palabra acerca de tu pérdida;
Si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno mucho tiempo después de que se hayan gastado
y así mantenerte cuando no queda nada dentro de ti
excepto la Voluntad que les dice: “¡Resistid!”
Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud
o pasear con reyes y no perder el sentido común;
Si ni los enemigos ni los queridos amigos pueden herirte;
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el minuto inolvidable
con un recorrido de sesenta valiosos segundos.
Tuya es la Tierra y todo lo que contiene,
y —lo que es más— ¡serás un Hombre, hijo mío!
Llega el verano, leo y me acuerdo de:
alberto
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