En mi repaso de octubre a los maestros del arte de saber perder, unos cien años más tarde de la historia que os contaba de Balian, nos encontramos con Dante Alighieri.
Hoy lo reconocemos como uno de los magníficos precursores de ese período de grandes transformaciones al que hemos dado en llamar Renacimiento. Sin embargo, Dante perdió mucho, en las cosas que más importan: tuvo que ver primero casarse con otro y después morir joven al gran amor de su vida, Beatriz Portinari, y tuvo también que sufrir el exilio de su bellísima ciudad, Florencia, un exilio que él mismo describió como una muerte en vida.
Así que no es fácil empatar a este joven como perdedor. Sin embargo, desde esas derrotas, Dante nos enseñó que estar perdido puede ser una magnífica ocasión de encontrar nuestro verdadero camino:
En medio del camino de nuestra vida
me encontré en una selva oscura
porque la recta vía había perdido
Con estos versos inicia la Divina Comedia, la poesía que dedicó a Beatriz con la intención de “decir de ella lo que nunca antes ha sido dicho de mujer alguna“. La verdad es que muchos opinan que lo consiguió y que también, de paso, puso en marcha uno de los motores más eficaces de la transformación del Renacimiento, con una obra cuyo eco llega hasta nuestros días.
Como este blog va de eso, de transformar nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (un viaje en el que resulta fácil perder y estar perdido), he decidido que voy a hacerle este Octubre un homenaje a Dante, escribiendo la Divina Comedia del I+D+i en tres posts:
- En el primer post de la serie visitaré los nueve círculos del Infierno del I+D+i. Un círculo para cada pecado, no sé si voy a tener suficientes, círculos quiero decir, Juan Mari ; ) …
- El segundo lo dedicaré a las nueve terrazas del Purgatorio, en las que nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación está purgando sus faltas.
- Y el tercero lo dedicaré a los nueve planetas del Cielo, las virtudes que, si lo miras con atención y un poco de cariño, es posible descubrir en nuestro Sistema.
Ya sabéis que para atravesar el Infierno y el Purgatorio, Dante contó con la ayuda de Virgilio (la inspiración en los clásicos fue una de las grandes bazas del Renacimiento), y para recorrer el Cielo, con la compañía de Beatriz (en todo el libro, escrito en primera persona, la única vez que aparece el nombre de Dante es en los labios de Beatriz, cuando se encuentran en las puertas del Cielo).
Así que para recorrer mi Infierno y Purgatorio particular, yo le voy a pedir ayuda al propio Dante, seguro que me da consejos interesantes. En cuanto al viaje por el Cielo del I+D+i, ya sabéis que mi compañera será Alicia, con el permiso de Lewis Carroll y del Sombrerero Loco (que hoy descansa).
Avisados quedáis si queréis acompañarme, este viaje promete ser tan arduo, complejo y lleno de emociones como la redacción del PCTI 2015 (Dante tardó doce años en acabar de escribir la Commedia, una referencia de interés).
Os espero el viernes en la puerta del Infierno. No hagáis mucho caso a la inscripción que Dante nos informó que figura en la puerta (Perded toda esperanza los que entráis…): mientras contéis con la compañía adecuada, siempre hay esperanza.
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Bonus Track 1.
Comparto con Dante que los dos somos Géminis, que Florencia encierra para nosotros una historia personal, y algunas pocas cosas más… Una que no os he contado todavía, es cómo he conseguido entrar a formar parte de la muy selecta y exclusiva “Medici Network“. Hace unos días celebró un cónclave dedicado al “Design Thinking” que fue una auténtica gozada, deberíais aprender algunas cosas al respecto…
Ya os contaré alguna cosa más de los Médici, de momento os dejo una preciosa canción que se titula la “Oración de Dante” en la voz de Lorena McKennitt, para que preparéis adecuadamente vuestro viaje.
Decía Borges (un apasionado enamorado de la Divina Comedia), que “Sólo una cosa no hay, que es el olvido“.
Tenía razón en eso.
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