A Sherlock Holmes le pasa como a la política industrial: vuelve a estar de moda. Entre el cariño que le tengo a Robert Downey Jr. (nacimos los dos el mismo año, excelente cosecha), y la fabulosa serie que ha producido la BBC galesa, estoy disfrutando como un niño, recordando lecturas adolescentes.
Si habéis leído los libros de Conan Doyle, en varios de los casos Sherlock consigue encontrar la pista clave para avanzar en la solución del misterio gracias a su habilidad para escuchar lo que no le dicen, las palabras no pronunciadas. Siempre que alguien nos cuenta algo, hay mucha información oculta, que no se dice. Forma parte de la comunicación, pero frecuentemente pasa inadvertida.
En realidad, es la trampa de muchas comunicaciones, el verdadero mensaje es el que no se nos dice: “Europa tardará años en salir de la crisis” (porque somos incapaces de abordar los cambios profundos que necesitamos).
En el retorno de la política industrial que ya os he contado, (Obama y su “Made in USA”, Naoto Kan y su “Japan, Inc”, Sarkozy y su “Made in France”…), oculta una palabra que está implícita, pero que nadie quiere llevar a sus labios. Vamos, aprendices de Sherlock, a ver si me ayudáis a encontrarla.
Elemental, queridas & queridos, la palabra es “Nacional”. Porque la política industrial consiste precisamente en eso: en que el gobierno de la nación ayuda a sus empresas, y juegan juntos la partida. Claro que esa palabra, en estos tiempos de globalización y de “ciudadanos del mundo”, suena mal, suena a que nos hemos dado cuenta de que cuando nuestras empresas se llevan todo el empleo a los países de bajo coste, se nos derrumba el estado del bienestar. Menudo lío, ¿no?.
Y encima tenemos que aclararnos sobre cuál es la nación (quiénes son de los nuestros, que diría juanmari). Merkel, que es lista y ya se ha dado cuenta de la jugada, está a ver si nos convence de que la nación es Europa, y su capital Berlin. Como los Estados miembro no se aclaran con sus identidades, van a ver si crean el super-multi-Estado: cuanto más lejos del ciudadano y más cerca de las multinacionales, mejor (le han explicado sus asesores a Angela).
Como diría Sherlock, “The chase is on”. Quizá porque Sir Arthur Conan Doyle era escocés descendiente de irlandeses (Wikipedida dixit: Nationality: Scottish, Irish oh yes, my dear), Alex Salmond ha decidido que no son tiempos para dudar, y se ha tirado a la piscina. Si se trata de que el gobierno ayude a sus empresas, casi mejor que el gobierno sea escocés, ¿no?.
Como estas cosas de cuál es la nación en España las tenemos muy claras, me interesaba conocer la comparecencia en el Congreso de los Diputados del nuevo ministro José Manuel Soria, este pasado martes. Te invito a que la leas, despacio: “En primer lugar, un sector industrial que recupere su peso específico, dentro del producto interior bruto, en relación con el retroceso que ha experimentado a lo largo de los últimos años”, “España no puede renunciar a ser una economía industrial”… Espectacular: (National) Industrial Policy is back!
Habla después del turismo, y ahí propone apostar con decisión por la “marca España” (no puede evitar después entrar en una explicación sobre lo fácil que es compatibilizar esta apuesta con las de las marcas de cada Comunidad Autónoma). Hablando de palabras no pronunciadas, en la política industrial ni una palabra de marca de país. Bueno, de esto ya hablaremos más otro día.
¿Y todo esto cómo afecta a Euskadi? Pues nos brinda una oportunidad histórica, porque somos uno de los corazones industriales que quedan vivos y sanos en Europa y en España. Tenemos mucho que ganar si jugamos con inteligencia esta partida. Sabemos hacer industria, tenemos un nivel de autogobierno que nos deja hacer muchas cosas, podemos tener nuestra propia política industrial. Y también tenemos la oportunidad de apoyarla con inteligencia en las políticas del Estado y la Unión Europea.
Nuestra industria es la clave de nuestro empleo, de nuestro futuro. Y me da igual si cuando digo nuestro tú pones Europa como Merkel, España como el Ministro, Euskadi como este blog, o tu Territorio Histórico, o tu comarca, o tu pueblo. A mí me parece que hay que jugar la partida en todos esos tableros.
Como en la deliciosa partida de ajedrez rápido (blitz de 5 minutos, como las que juego yo) que enfrenta a Holmes y Moriarty junto a las cataratas de Reichenbach en “A game of shadows”, la concentración y la anticipación son claves. Hay que moverse rápido, con decisión, con visión de futuro.
Ahora que ya sabéis que el Dr. Watson es un blogger, y que Irene Adler intercambia mensajes de texto con Sherlock, los sufridos lectores de “Thought in Euskadi” no tenéis excusa para no ayudarme en esta partida, tenemos que trabajar en red.
Comienza el juego!
Holmes vs. Moriarty
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