Los últimos datos del IPI (Indice de Producción Industrial) en Noviembre en Euskadi, nos sirven para comprobar la violencia y los dramaticos efectos de esta crisis sobre nuestro tejido productivo.
La economía global en muchos sentidos se parece cada vez más al clima, por su complejidad y por su capacidad de desatar tormentas perfectas, contra las que la única receta es resistir (me recordaba el genial Alejandro Ruelas-Gossi esta semana la escena en la que Tom Hanks en «El náufrago» nos daba su receta contra la adversidad: …»seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer, y quién sabe qué traerá la marea«).
Me he acordado del arco iris que sorprendió a los neoyorquinos, la mañana siguiente de la noche en que el huracán Sandy les explicó que todavía estamos muy lejos de poder controlar las fuerzas de la Naturaleza. Muchos quisieron ver, en ese arco iris, una señal de la esperanza que necesitaban. Muchas fotos dieron la vuelta al mundo en las redes sociales. En una de ellas, el arcoiris se posaba sobre Rossevelt Island, la isla entre Queens y Manhattan, en el East River.
En esa isla precisamente, es en la que la ciudad de Nueva York está haciendo una apuesta de las que a mí me gustaría que hiciésemos muchas aquí (me lo recordaba Enrike, esta semana). Tuvieron visión de convocar un concurso internacional para que las mejores universidades del mundo presenten sus proyectos para construir un campus tecnológico (NYC Tech Campus)
Ya sabéis que el concurso lo ganaron hace un año, en dura competencia entre otras con Stanford, un consorcio que presentaron la Universidad de Cornell (jugaba en casa) y el Technion Institute of Technology de Israel, un centro tecnológico líder global. Aunque como decía el alcalde de New York, quien gana es la ciudad, que ya se ha dado cuenta que ser la capital financiera del mundo no es la apuesta correcta para el futuro.
Sí, por fortuna, vuelve la economía real, la industria del conocimiento, una industria global que tendrá que competir con la ciencia y la tecnología más puntera para mantener la competitividad. No es casualidad que a la portada del The Economist haya vuelto esta semana la innovación, la que viene de la ciencia y la tecnología para ser más precisos…).
Sí fue casualidad que, en las mismas fechas que yo me incorporaba como Decano en Deusto Business School, Soumitra Dutta dejaba INSEAD para ser Decano en la Johnson Business School, la escuela de negocios de Cornell. Aunque no me parece casual que él tampoco venga del mundo de la economía, sino del de la tecnología, como nos explica en el vídeo en que se presenta como nuevo Decano.
Fue precisamente Alejandro quien me lo presentó hace cinco años, en una de sus frecuentes visitas a Euskadi, y disfruté del lujo de poder charlar con él de estas cosas, del interés de apostar por una economía y por negocios basados en la tecnología y en el conocimiento. Recuerdo que en esas mismas fechas pude visitar también Technion en Haifa, con una misión que organizaba la Diputación Foral de Bizkaia, y comentamos el trabajo conjunto que ya venimos haciendo con ellos en IK4 desde hace tiempo, en el ámbito del manufacturing. ¿Te has fijado en su logo, a qué me recordará… ; )
Mucho trabajo por delante, muchas conexiones globales que activar, muchas apuestas que son inmprescindibles para nuestro futuro. También aquí amanecerá después de esta crisis, tendremos nuestro arco iris. Que nos sorprenda, como a los neoyorkinos, trabajando en construir nuestro futuro, con las apuestas correctas.
A menudo la diferencia básica entre «industria» y «servicio» es si lo que producen es «tangible» o no. Desde este ángulo, «finanzas» es tan sólo otra «industria» más, que «produce herramientas» para ahorro, inversión y financiación. Como otras industrias, genera un grado de actividades asociadas, eg informática, legal, … Y, como otras industrias, por sí sola, no creo que sea la panacea.
Del mismo modo, dado el peso de NY como plaza financiera mundial -y lo que esto supone para su economía-, entiendo que su apuesta por tecnología es diversificar (que no sustituir) fuentes de ingreso y crecimiento. Muy razonable.
La razón de ser del sistema financiero es facilitar financiación – a menudo, intermediando entre (pequeños) ahorradores o inversores y quienes buscan financiar su proyecto. Y creo que, desde la sociedad, ésa debería ser la medida de su éxito: ¿se pueden financiar eficazmente los proyectos con méritos suficientes?
Así, la «industria financiera» es simplemente otra industria más. Centrar el debate en ella sería perder de vista el objetivo: crecimiento y empleo. Bienestar social, en dos palabras.
Nos vendría muy bien un enfoque estratégico: ¿en qué podemos tener ventajas competitivas?, ¿cómo podemos estimular el «sustrato social», la cultura del emprendedor?
Pero además de pensar en mañana, hay que pensar en hoy. Creo que es urgente abordar el nivel de paro con el que convivimos: un 25% en España (INE), o incluso un 15.5% en Euskadi, son simplemente, demasiados, frente a eg 5.4% en Alemania, ó 7.8% en EEUU.
Enlazando con el post anterior, sobre la necesidad de una política industrial centremos el debate donde debe estar:
+ si las pyme son fuente esencial de empleo, ¿cómo podemos cuidarlas y potenciarlas?, ¿es fácil y rápido crearlas?, ¿pueden obtener los servicios financieros que necesitan?,
+ si existe talento desaprovechado, ¿cómo podemos estimularlo?, ¿incubadoras de empresas?, ¿facilidades o programas de «capital riesgo»?,