La Primavera nos ha traído una lluvia de declaraciones sobre la segura recuperación de la economía en 2014. El Gobierno, el Consejo Empresarial para la Competitividad, Funcas… La Caixa se ha tirado a la piscina y dice que no sólo la economía crecerá un poquito, sino que también se creará empleo. Y el Presidente de Iberdrola, dice que la recuperación la veremos el último trimestre del año.
Tanto consenso resultaría sospechoso, y por eso The Economist les ha llevado la contraria, y el BBVA dice que tampoco ve tan clara la recuperación.
A mí me parece más coherente esto último, sobre todo después del último dato del Manufacturing PMI en Europa que acaba de salir (ya sabes, el que anticipa los siguientes meses).
Francia es el país que registra la caída más pronunciada de las cuatro economías más grandes de la Zona Euro, mientras su actividad total ha disminuido al ritmo más rápido en cuatro años. España e Italia, por su parte, han notado de nuevo “fuertes contracciones”, según el informe. Alemania se salva, pero su economía se va parando… Y esto no son previsiones, son datos que dan los directores de compra de las empresas…
Uno va llegando a la conclusión de que los titulares de recuperación son más bien consignas orientadas a impulsar la confianza de los consumidores. Con estos buenos pronósticos, a uno le entran ganas de gastar sin duelo ¿verdad? Y si no tienes confianza en los pronósticos, siempre te queda la didáctica Chipre, en la que te explican que a los que ahorran mucho les acaban quitando sus depósitos para rescatar a los bancos malos.
Claro que en Chipre los ahorradores eran todos rusos mafiosos. Aquí en España, por el contrario, no hay mafiosos que hayan venido porque les dábamos la nacionalidad si se compraban una cas… Oh, wait!
Así que ya sabes, tú gasta todo lo que puedas. En I+D no hace falta, que acaba de salir el Panel de Indicadores de Innovación Europeo, y España sigue avanzando con decisión hacia las posiciones de cola.
Ah, que no lo has visto en las noticias. Pero te acuerdas de él ¿no? Antes, cuando lo de la innovación era importante.
La Comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn no se ha enterado y ha dicho «La innovación debe ocupar ahora un lugar central en todas las agendas políticas de los Estados miembros«. Yo creo que, como lo ha dicho en inglés, no nos hemos acabado de enterar. Lástima.
Cuando me llaman de los sitios para dar charlas y me dicen: «Ven y cuenta ese rollo optimista tuyo, que la gente necesita animarse», yo siempre explico: No soy optimista, sino que tengo esperanza, que es bien distinto.
Y mi esperanza no fluctúa con las previsiones macroeconómicas de los servicios de estudios. No creo en ellas, igual que no creo que las instituciones vayan a ser capaces de impulsar las verdaderas reformas que necesitamos. No pueden. No hasta que toda la sociedad les ayude.
Por eso mi esperanza viene de las verdaderas reformas que están viniendo, ya, ahora, en muchas personas. En nuestras cabezas estamos cambiando las ideas, y en nuestro corazón estamos cambiando las emociones, y empezamos a cambiar nuestras acciones. Estamos cambiando, yo lo estoy haciendo, y supongo que tú también ¿verdad?
Vamos. Sigue cambiando. Cambia rápido. Cambia con sentido.
La tempestad va a ser larga esta vez, pero aprenderemos a navegarla.
La tormenta pasará, y nosotros quedaremos.
Habremos cambiado, seremos mejores. Por eso, ten esperanza.
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Bonus Track
Si no acabas de estar convencido, puedes leer también el magnífico post que ha publicado Xavier Ferràs Hernàndez en su blog, «Cuando la Ciencia no es suficiente«, acerca del Panel de Indicadores de Innovación Europeo. Suscribo 100%.
Kaixo Guiller,
Leyendo el post me he acordado del vídeo de Banco Sabadell en el que entrevistan a Cristina Garmendia. Si no lo tienes visto, te lo recomiendo; seguro que te gustará: https://www.youtube.com/watch?v=c7i0bEM8qWQ
Sobre todo a partir del 7:49, habla de optimismo, de la implicación de las personas en el futuro del territorio y de la apuesta por la I+D+i.
Un placer leerte, como siempre 🙂
Un Abrazo,
Me ha gustado el gráfico, todo un clásico: PIB frente a índices de sentimiento — sean confianza «empresarial», como el PMI, o de confianza del consumidor. Son antiguos favoritos de cuando hacía estrategia macro. Y lo son porque destilan sentido común: parece que la «percepción» de la economía, sea por parte de empresas o de las personas de la calle, es bastante realista.
Y es especialmente relevante ahora que estamos algo cansados de oir el «mantra» ese de «no digas crisis, hace falta optimismo». La crisis no se trata de «sentimientos», se puede medir: en desempleo, en caída de gasto (consumo e inversión), o de crédito a empresas y familias, …
Hay una diferencia muy importante entre percepción («co-movimientos», que dicen los de estadística) y causalidad. Creo que la crisis se percibe, y se refleja en una caída de la confianza. Pero dudo que «animar» el sentimiento baste para salir de la crisis.
Por eso me gusta la diferencia que haces entre «optimismo» (un sentimiento) y «esperanza». Esperanza de que al final llegue el sentido común y se tomen acciones dirigidas a resolver la crisis. Y ahí sabes que estamos de acuerdo: apoyo a la creación de empresas -pymes en particular-, a programas de I+D parecen pasos lógicos para intentar reducir una tasa de paro tremenda.
Estoy casi seguro de que si la crisis se resuelve, el «sentimiento» mejorará.
A pesar de la esperanza, percibo un tono de escepticismo al que me sumo claramente.
Buen post Guiller.
Estoy totalmente de acuerdo, si en la sociedad no cambiamos el chip, no habrá cambios ni reformas milagrosas que nos ayuden a salir del pozo. Aunque también es cierto que con todo lo que se está viendo y descubriendo sobre corrupción y prácticas poco éticas, a veces flaquean las fuerzas para cambiar desde abajo.
Como siempre un placer leerte.
Un abrazo.
¿Esperanza? Yo me atrevería a hablar casi de certeza.
No era difícil pronosticar la caída de un modelo y posicionamiento de país basado en el endeudamiento privado y la inversión masiva durante años en el sector no exportable como la construcción, otra cosa era querer verlo. Pero la dirección que se había tomado, los síntomas, estaban ahí y eran bien claros (de pequeños conceptos sin importancia como del saldo de cuenta corriente: la diferencia de ingresos y pagos de la balanza comercial y la deriva estilo Titanic del mismo mejor ni hablamos), otra cosa es que fuera casi tabú apuntarlo y casi se llegara por ejemplo a solicitar el perseguir a Paul Krugman con antorchas y estacas hasta Barajas por haberse atrevido a decir esto mismo una visita en el no tan lejano 2007. Las causas del declive económico eran fácilmente identificables, lo difícil era admitirlo y confrontarlo.
Curiosamente, con los cambios que propiciarán la salida de esta “tempestad” ocurre justo todo lo contrario.
Me explico, todo cambio estructural (y esta crisis requiere cambios estructurales y no de meros cambios de ciclo económico como algunos aún parecen esperar) requiere de: a) tiempo y b) nuevas pautas que, como ocurre con las tecnologías disruptivas, son muy difíciles de detectar pero cuando emergen lo hacen con tal fuerza que se hace difícil imaginar un tiempo que no fuera así.
Es decir, de la misma forma que sabíamos que la crisis se acercaba por que podíamos ver las pautas que nos dirigían a la misma, se podría afirmar que podemos tener esperanza de que el cambio de paradigma que debemos llevar a cabo como sociedad ocurrirá precisamente porque NO podemos verlo, porque las pautas de cambio no son perceptibles en estos momentos. Si fueran visibles ya, no serían cambios reales ya que no estamos hablando de un mero cambio de ciclo sino de la necesidad de cambios bastante más profundos, como la propia crisis.
Dejemos los “brotes verdes” esporádicos para los “optimistas” del corto plazo.
Un saludo Guillermo !
PD: Say of the Day: «The best way to predict the future is to create it.» 🙂