Asesinato en la Catedral

Ahora está claro mi camino, ahora es  su sentido manifiesto
La tentación no volverá de esta forma
La tentación postrera es la traición más grande
Hacer lo que conviene por un motivo falso

Tomas Becket, en «Asesinato en la Catedral»

El lunes, comiendo con nuestro invitado, Manuel Conthe, me hablaba de lo que él llama el «efecto Becket». Se refería al personsaje histórico Tomás Becket, al que el Rey Enrique II nombró Lord Canciller de Inglaterra y también Arzobispo de Canterbury.

Después de años de amistad y leal servicio, ambos acaban irremediablemente enfrentados por el devenir de las relaciones entre la Iglesia y el Reino. Y el «efecto Becket» al que se refería nuestro invitado se refiere a ese supuesto conflicto de lealtades ¿qué va primero, la lealtad al líder, o la lealtad a las propias ideas y creencias?

Desde luego a Enrique II le parecía que lo primero. Su ira por lo que él consideraba la traición de su amigo acabó con Becket asesinado en la catedral a manos de hombres del Rey. La excelente película «Becket» (Glenville, 1964), que a su vez se basaba en la obra de teatro «Becket o el honor de Dios» (Jean Anouilh, 1959), nos cuenta esta historia de manera magistral (si sacas un ratillo, doce nominaciones y un Oscar al Mejor Guión Adaptado,se merecen unas palomitas, hay películas que no pasan de moda).

7261803_f1024Muchos males de los que nos aquejan vienen de esta idea que asalta a quienes tienen la responsabilidad de gobernar países o empresas: quienes no apoyan sus decisiones, se convierten en enemigos y traidores. Y así acaban rodeados de coros de palmeros, siempre preparados a aplaudir las decisiones de su líder, siempre comprensivos con sus debilidades, siempre listos para pasar por la espada a los que tengan la osadía de disentir.

Claro que asumir el papel de Tomas Becket no es sencillo. El Nobel T.S. Elliot retrata a la perfección en «Asesinato en la Catedral» las dudas de Becket, tentado de cuatro maneras distintas que le invitan a escapar de lo que es su obligación moral: defender sus ideales. Esta necesidad de personas que luchen por sus ideales es una constante en Elliot, que en “Los hombres huecos” nos explica que el fin del mundo no vendrá por un conflicto, sino por la mediocridad de los que se conforman y se dejan llevar por las conveniencias («This is the way the world ends. Not with a bang but a whimper«).

Por eso he tenido tanto honor en prologar el libro que ha presentado esta semana en Pamplona Javier Uriz «La creación de riqueza en la empresa española«. Un libro en el que desde la responsabilidad de las propias ideas y creencias, Javier cuestiona los males que aquejan a nuestras empresas y al entorno que las rodea, sin temor de enfrentarse a dogmas como la propiedad de la empresa, para volver a poner en el centro a la persona, y a su responsabilidad.

Eso necesitamos, me parece, personas que no hagan y digan lo que conviene, sino lo que su conciencia les diga que es su deber hacer y decir. Haríamos bien nuestro trabajo en la Universidad si tan solo fueramos capaces de educar a nuestros jóvenes en esa sencilla norma de conducta.

Paradojas de la historia, fue Enrique II el que dio un impulso decisivo a la primera Universidad en el Reino Unido. Los jovenes ingleses iban a estudiar a París, y volvían demasiado leales a la Iglesia para gusto de su Rey, así que en 1167 les prohibió que fueran a estudiar a Francia. Como consecuencia, Oxford se convirtió en el centro universitario de referencia en UK, del que después se escindió en 1209 Cambridge. Sin duda, su amigo y mentor Thomas Beckett enseñó bien a Enrique, y le explicó que apostar por el conocimiento, era la más segura de todas las apuestas para un reino…

 

 

 

4 pensamientos en “Asesinato en la Catedral

  1. Javier Gomá también opina que se ha de enseñar a los jóvenes a encontrar en sí lo verdaderamente importante, antes que los conocimientos. Así que no me sorprende que estés en esa línea, la ética como eje central. Muchas gracias por tus regalos 😊

  2. Me ha recordado el post al primer al punto 1 de apertura de una empresa al que hizo referencia Julen Iturbe este jueves en el Palacio Villa Suso. La apertura hacia dentro, hacia los propios trabajadores. Sin duda es buen punto de inicio para las empresas ya creadas y que llevan funcionando de forma tradicional unos cuántos años. Las empresas más abiertas, incluso con comunidades alrededor, llevan la delantera y una posición de cierto poder en el mercado dudo mucho que sirva para parar a competidores con este nuevo paradigma en su ADN. Las empresas actuales están tardando en darse cuenta de esto aunque creo que poco a poco lo van haciendo.

    Creo que debemos enseñar a los jóvenes no sólo a actuar según su conciencia, si no también a saber crear entornos en los que las personas puedan actuar según su conciencia (para el caso de los que ostenten cargos de responsabilidad sobre otras personas; tan mala puede ser la dictadura como la anarquía si van guiadas por el individualismo y la cerrazón) y herramientas y técnicas que ayuden a los jóvenes a actuar según su conciencia sin que el Rey Enrique II de turno les corte el pescuezo por ello.

    Esto requiere un cambio de cultura individual, organizacional y social, ¡casi nada! Pero hay caldo de cultivo para ello… y cada vez más personas influyentes estáis dando caña en ese sentido.

    Libro apuntado para la lista de «to-read».

  3. Muchas gracias por tu entrada, Guiller.
    A día de hoy en muchas escuelas en las que desde infantil se plante la necesita de ofrecer al alumnado situaciones de decisión, de elección de lo que a cada cual le parece lo adecuado, lo mejor, etc.( momentos de acercamiento a la reflexión ) aún en situaciones de aparente poca importancia.
    Seguramente la importancia radicará en el hábito que vayan interiorizando y hacerlo habitual en su modo de funcionar en la vida.
    El objetivo final: favorecer que esas personas sean capaces de decidir a partir de una reflexión, un contraste, y un previo acceso al conocimiento (como conjunto de opiniones, posibilidades, y experiencias).
    En una palabra, crecer y forjarse a partir de ventanas abiertas a la Vida y a sus transportadores, las personas que les ofrecerán amor, creencias, seguidad y confianza en ell@smism@s.
    A partir de ahí podrán plantear sus ideas y sus proyectos con más naturalidad, firmeza y confianza en sus propias fuerzas y convicciones. De ahí al impulso del emprendizaje( emprendimiento? ), a la búsqueda de la innovación y a la responsabilidad social de las empresas el camino parece más evidente.

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