Pedro Luis, el Cisne Negro

Pedro Luis Uriarte

Leí hace algunos meses el ameno libro de Nassim Nicholas Taleb “El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable” . El título proviene de un ejemplo utilizado por David Hume (1711-1776), filósofo inglés y uno de los padres del pensamiento científico moderno:

“De la observación de un sinnúmero de cisnes blancos no se podrá inferir que todos los cisnes son blancos. Sin embargo, ver un solo cisne negro será suficiente para refutar semejante conclusión.”

Taleb propone que para que un suceso sea determinado como “Cisne Negro”  debe reunir tres requisitos. Primero, debe ser altamente improbable, sorprendente, inesperado. Segundo, debe producir un gran impacto. Tercero, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana inventa explicaciones de su existencia a posteriori, para convertirlo en falsamente explicable y predecible.

Varias veces desde que leí el libro he pensado que esta definición le encaja al Presidente de Innobasque como un guante. Cumple sobradamente las condiciones de improbabilidad y altísimo impacto, y desde que he tenido la suerte de acompañarle en este proyecto de Innobasque, he podido comprobar la tendencia de muchos de tratar de explicar de forma lógica su titánico y desinteresado esfuerzo en favor de la innovación.

Esta tendencia a buscar explicaciones lógicas a lo improbable se repite ahora que ha anunciado que va a dejar en Noviembre la presidencia de Innobasque (¿qué Presidente en pleno estado de forma renuncia a su puesto por voluntad propia?).

Desde donde yo la he visto, y por si a alguien este punto de vista puede servirle de alguna utilidad, la decisión de nuestro Presidente ha tenido que ver, en primera instancia, con la emoción y el compromiso, y en un segundo plano, con el cálculo y la lógica. Me atrevería a decir que su decisión ha tenido más que ver con su trayectoria y coherencia personal y con una intuición preclara del futuro, que con los acontecimientos de las últimas semanas o meses.

Una decisión que me reafirma en mi opinión sobre la condición de «cisne negro» de nuestro Presidente. Ya apuntaba maneras. Ha actuado igual que hace años, cuando decidió dejar el Gobierno Vasco después de haberlo construido de la nada (junto con un equipo de magníficos profesionales) y sacar adelante el Concierto (piedra angular de la trayectoria económica de nuestra Comunidad Autónoma). Igual que más recientemente, cuando decidió dejar su puesto como Vicepresidente Ejecutivo del BBVA, después de multiplicar por más de diez su valor en bolsa. Son decisiones de un cisne negro, decisiones raras, decisiones con un alto impacto. Decisiones que, a posteriori, hay quien trata de explicar de forma lógica, no siempre con acierto…

Pero, igual que después de negociado el Concierto, consideró que las bases habían quedado bien asentadas y correspondía a otros el desarrollarlas, ahora ha dejado sentadas en Innobasque las bases de un movimiento de profunda transformación cuyo alcance sólo será visible en su verdadera magnitud dentro de varios años. Y toda vez que ha cimentado la construcción, su trabajo de arquitecto y esforzado operario, está ya hecho.

En estas últimas horas he escuchado algunas «explicaciones» que se están manejando en los medios, y que pueden encontrar acomodo en la lógica de algunos (la mayor o menor sintonía o apoyo recibido del Gobierno anterior o del actual). Sinceramente, creo que sería una lástima que ésta fuese la idea que quedase en este proceso de relevo, y lamentaría más todavía que esta lectura sirviese para sembrar desunión en un proyecto que nos necesita a todas y a todos.

Una de las claves del proyecto de Innobasque ha sido la decidida implicación de los agentes privados y de la ciudadanía en los retos que afronta la Sociedad, y para ello es preciso de un cambio de cultura, de forma de entender la función de las Instituciones y de los agentes privados. Hasta que ese cambio cultural no se vaya asentando, cualquier Gobierno tendrá algunas dificultades en apoyar incondicionalmente el proyecto Innobasque, y cualquier otro que nazca de la complejidad intelectual de romper lo conocido y apostar por lo innovador.

He leído esta semana un excelente artículo (Japan comes of age) sobre la manera en la que la sociedad japonesa está creciendo, para asumir que el Gobierno japonés no podrá solucionar todos los problemas que le aquejan (thanks for the Facebook link, Burton). Y sigo también con mucha atención los esfuerzos de Obama por convencer a la sociedad americana de que el gobierno necesita a todas las personas (acabo de recibir en Twitter – soy uno de sus más de dos millones de followers – su mensaje a todos los ciudadanos para que le apoyen en su desigual pelea con las omnipotentes aseguradoras en la reforma del sistema sanitario: Congress knows where I stand. Now they need to hear from you.).

Habrá, en los Gobiernos y en los agentes privados, personas que vean viable avanzar hacia este nuevo modelo, y otros que consideren que es mejor seguir en un esquema de división de responsabilidades (el agente privado está para ganar dinero y pagar impuestos, y las administraciones públicas para que la sociedad funcione: cada uno a lo suyo, que es lo que mejor sabe hacer). Parte de razón tienen, y sin duda la solución también pasa porque cada palo aguante su vela. (Paul ya ha comentado en algunos posts las interesantísimas reflexiones de Daniel Innerarity sobre estas cuestiones)

Esto lo sabía nuestro Presidente desde antes de llegar; esto lo hemos aprendido los que trabajamos en Innobasque, y esto lo conocen los líderes que se han implicado en nuestros Órganos de Gobierno (de las empresas y también de las Instituciones). Por ello no nos sorprende, ni nos desazona, que en ocasiones haya dudas, haya reflexiones, haga falta tiempo para que se asuman algunos riesgos que este proyecto supone y que una Institución con responsabilidad de gobierno debe meditar con calma. Más de tres y más de cuatro legislaturas harán falta. Es lógico, aunque para algunas personas resulte difícil asumir que las cosas son, sencillamente, lo que parecen.

Nos queda el reconocimiento, y no la queja. Para el Gobierno anterior que tuvo el valor de apostar por el proyecto de Innobasque, y el acierto de dejar las riendas en las manos Pedro Luis. Y para el nuevo Gobierno y las Instituciones de este pequeño gran País, que no tengo duda que tendrán el valor para mantener la apuesta, y el acierto de conducir con éxito un proceso de relevo que dista de ser sencillo, pero del que Innobasque saldrá fortalecido.

Aunque, por mi propia experiencia puedo decir que «rompieron el molde» cuando hicieron a nuestro joven Presidente, en este País hay otros cisnes negros y sin duda sabrán estar a la altura.

PS.

Gracias, Pilar y Txema, por vuestra ayuda en este post y disculpa, Pedro Luis, por lo que en él puedas encontrar poco adecuado, que está escrito con más corazón que cabeza.

6 pensamientos en “Pedro Luis, el Cisne Negro

  1. Pedro Luis Uriarte deja la presidencia de Innobasque [25] « to "i" or not to be

  2. Me ha encantado este post.Yo estoy asociada a innobaske y no dudo que el Proyecto fundamentado en unas buenas bases, Dara sus frutos.
    No he tenido el placer
    de conocer en profundidad al presidente,
    pero ha cruzado alguna palabra en algun evento y, lo que me
    consta es su cercania, claridad y humanidad.
    Le felicito por su labor a traves
    de este blog.Si es 1 cisne negro.

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