Me recordaba en privado un amable seguidor de Thought in Euskadi que el Chaturanga tenía una diferencia esencial con el Ajedrez: en el Chaturanga interviene el azar, en forma de dados. Después de algunos correos hemos acordado que eso lo convierte en un juego más parecido a la vida: puedes desarrollar estrategias, pero los dados también pueden mandarte de puente a puente… (¿o es que a ti nunca te ha arrastrado la corriente?).
Se parece también a la tarea de construir un Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación como el que se merece este pequeño gran País, o a la de conseguir que una empresa sea global y local al mismo tiempo. Podemos trazar estrategias, aunque en muchas ocasiones nos parece que avanzamos y retrocedemos, como en el juego de la oca. Como trepar por una pared vertical y algo resbaladiza…
En esta historia de trepar por paredes resbaladizas (aquí cada uno podrá poner la suya…), hay dos ideas que funcionan: no perder nunca la sonrisa, y buscar apoyo en las enredaderas.
Porque aunque desde lejos estos retos puedan parecerse a cajas dibujadas en un Powerpoint, cuando los miras de cerca (sorpresa!), te encuentras con personas. Personas con nombre, con historia, con sueños, con ilusiones, con emociones que se agarran a esta pared de la Ciencia y la Tecnología y van hundiendo en ella sus raíces. Personas que nos vamos enredando en historias que nos llevan pared arriba, yo te sujeto hoy que has tenido mal día, mañana ya me sujetarás tú.
Esta mañana he pasado unas horas fascinantes, cortesía de Bizkaia Xede, que me ha invitado a conocer a los protagonistas de historias de talento, de jóvenes que están dedicando sus mejores años a formarse en los centros globales de excelencia, en las industrias más punteras en Canadá, UK, Alemania y sueñan con volver. De empresas vascas que pelean cada palmo en esta batalla salvaje de la globalización, y tienen claro que su único futuro se llama talento y tecnología, y que antes se arrancan un brazo que deslocalizan un puesto de trabajo en su tierra.
En algo parecido andamos en IDE. Cualquier día os cuento de qué va esa película también, que tiene mucho de personas…
A algunas de ellas, me las había encontrado antes aquí, en esta enredadera que es Thought in Euskadi, que hoy ha llegado a 400 personas en Linkedin. Cuando voy escribiendo estas historias, la vista se me suele distraer a vuestras miradas y me pregunto qué sueños tendréis, si encontraréis compañía en estos cuentos de personas que no son hormigas (bien Paul), de chaturanga y de Alicia…
No es difícil así mantener la sonrisa, pared arriba, que a casi todos vosotros os voy encontrando aquí y allí, trabajando por construir nuestro Sistema, hundiendo las raíces y trepando despacito, despacito. Como decía Matthew Arnold, «Sólo aquellos que nada esperan del azar son dueños del destino«. Que vengan los dados, la posada, el pozo y el laberinto. Que tiemble la malvada calavera porque aunque nos mande de nuevo a la casilla de salida, volveremos a empezar con una sonrisa que lo de ganar y perder ya lo hemos aprendido en alguna ocasión.
Pues nada, a seguir enredando a más jóvenes que quieran pasar del Made al Thought in Euskadi, que para la primavera tenemos que llegar a 500 enredados en Linkedin. Al llegar a la casilla 63, lo celebraremos como se merece ¿hecho?
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Bonus Track 1
Bueno, ya puestos en Disney (¿a qué no adivináis que película voy a ver este fin de semana, bien acompañado?), os dejo una canción. Hacía tiempo que no os dejaba canciones y os estaba notando algo relajados. Esta tiene buenos consejos para jóvenes alpinistas (recordad también los míos: sonrisa, enredadera… ah, y también ir cantando bajito).
Sobre lo de «cantar bajito». Ayer, como todos los años en la víspera de Santa Ageda, en mi pueblo la tradición reciente (tradición y reciente no es por casualidad), hace que todos los coros después de recorrer los diferentes barrios se junten en la plaza, unan sus voces, y entonen la conocida melodia. La verdad es que por lo que me han contado las antesalas del tema se las traen: que si nosotros empezamos con una voz, que nosotros con dos, que la versión auténtica del tema se pronuncia…, que siempre son los mismos los que hacen el solo…, que es mejor ir rotando al director…, que si el año pasado no se oía, micrófono si o micrófono no… Pero lo cierto es que llega el momento y cuando ves y oyes a todos lo coros cantar juntos se produce algo misterioso, y más de uno tiene que aguantar la emoción. Es cierto que en algún momento se oyen voces con diferentes versiones, pero queda la mar de bien. Y hasta la fecha el alcalde nunca ha dirigido el coro, aunque está en la plaza, y ha pedido a los coros que lo hagan. Esta claro que el asunto funciona porque hay un implícito compartido (que ya hemos visto que no es cómo es la melodía, o cómo hay que cantarla, o quién debe dirigir el coro) sino que para que «el misterio» emerja hace falta la pasión del espíritu crítico, y también que participen todos los coros, cuantos más mejor, porque esa tradición (reciente) es un tesoro que no nos podemos permitir el lujo de perder. Y luego cada cual continúa con sus cantos,y sus tragos. Yo procuro ir (y cantar bajito). ¡Que aproveche la peli!
La academia y la empresa « Viñetas Vesper
@Alberto, qué desastre soy que he tardado una semana en agradecer tu comentario, que es mejor que mi post (echo en falta el toiornottobe, qué quieres qué te diga….). Me ha gustado mucho la historia que nos has dejado, la utilizaré, con tu permiso.