Kate y el accidente congelado

Fue Paul el que me recomendó que leyera a Timothy Garton Ash en una serie de interesantes artículos que publicó sobre China. He venido leyendo a este joven desde entonces, en su columna semanal en The Guardian, una disciplina similar a la de leer cada semana The Economist, a ver qué pasa por el mundo.

Esta semana, como buen inglés, Timothy habla de mi tocayo y de Ms. Middleton. Se le ha ocurrido comentar que la monarquía igual no es tan mala idea (se ha ganado un aluvión de comentarios en The Guardian, como os podéis imaginar). Tengo para mí que la sonrisa de Kate ha ganado a un buen número conversos para la causa monárquica, incluido al bueno de Timothy.

kate_smile

Junto a su columna, ha captado mi atención otro artículo que explicaba porqué iban a ser Duques de Cambridge y no de Oxford. Así he aprendido que varios siglos de historia conectan a las instituciones de la Universidad y la Monarquía en el Reino Unido.

El porqué algunas instituciones perduran, y a otras sin embargo se las lleva el viento, es una reflexión que a menudo me acompaña. Sin duda tiene que ver con las reglas de las que se dota, que permiten combinar las dosis necesarias de orden y caos para adaptarse a los cambios sin perder su esencia. También de la capacidad de introducirse en las emociones colectivas.

He estado pensando en ello estos días con más tiempo para leer. Joxean (el autor del magnífico post «Sacando el periscopio, cambiando geometrías«)  y Javi («No somos hormigas») me pusieron sobre la pista de «The Third Culture: Beyond the Scientific Revolution» (John Brockman, 1995), un ejercicio de divulgación científica que me ha recordado al esfuerzo de Stephen Hawking en su «Breve Historia del Tiempo». En este caso, son varios los científicos que nos acercan a los límites de nuestro conocimiento, en varias disciplinas.

Quizá porque Javi me había condicionado para ello, pero lo cierto es que el Capítulo 19 «Plectics» de Murray Gell-Mann me ha parecido un hallazgo. Gell-Mann define la pléctica como la ciencia de lo simple y lo complejo: en su esencia todo el Universo se remite a leyes y principios muy simples, pero sin embargo en su desarrollo adquiere grados de complejidad extraordinarios ¿cúal es el mecanismo por el que se pasa de lo simple a lo complejo?

Gell-Mann introduce el concepto de «accidente congelado». Constantemente ocurren accidentes, pequeños cambios que son fruto de lo aleatorio. La mayoría de ellos no tienen consecuencias, quedan olvidados. Pero un número reducido de ellos se «congelan» y condicionan todo el futuro posterior: esos son los «accidentes congelados» y adquieren tanta importancia como las leyes que regulan el universo.

Por eso cuando los científicos tratan de reducir el universo a leyes simples, se enfrentan al reto de identificar los «accidentes congelados», porque no siguen ninguna ley: simplemente han quedado fijados, el universo ha dado carta de naturaleza a una convención, aunque también podría habersela dado a la convención contraria… Algo parecido a lo que ha ocurrido con el sentido de las carreras en los estadios (siempre en sentido contrario a las agujas del reloj…¿por qué?). Algo parecido a lo que habrá ocurrido en tu vida y en la mía: hechos accidentales que cambian nuestra vida para siempre…

También nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación tiene sus «accidentes congelados»: las estadísticas no lo explican todo ¿verdad? Conocer, entender nuestro Sistema requiere mucho trabajo de campo…

Curiosamente, uno de los ejemplos que pone Murray Gell-Mann de accidentes congelados tiene que ver con la monarquía inglesa (la ascensión al trono de Enrique VIII es consecuencia de la muerte por enfermedad de su hermano Arturo Tudor ¿cómo hubiese sido la historia si Arturo hubiese sobrevivido a la enfermedad?). Si Murray hubiese  escrito el capítulo 19 ahora, hubiese podido referirse a la sonrisa de Kate, otro «accidente congelado» que ha dado oxígeno a una de las instituciones más antiguas que nos van quedando.

Me pregunto cuál podría ser el «accidente congelado» que consiguiese que nuestras instituciones científico-tecnológicas ganasen el favor de nuestra sociedad, pasasen a formar parte de sus emociones. Leía hoy a Etxenike, que para que le diesen el Nobel necesitaríamos 30 ó 40 Donostia International Physics Centers durante treinta años. Decía también que el lema de su centro es «Excelencia en investigación, excelencia en comunicación»,

«…porque también creemos que es nuestra obligación que esta sociedad, la vasca, esté científicamente informada, pues estándolo será más libre de manipulaciones de grupos de presión, y será capaz de elegir mejor entre las opciones del futuro.»

No puedo estar más de acuerdo. Tenemos que provocar ese accidente congelado, nos interesa mucho.

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Bonus Track 1

No puedo dejar de divertirme con la conexiones casuales:

  • Uno de sus fundadores es ataundarra y Dorronsoro de segundo apellido. Razón más que suficiente para que decidiese seguirle hace meses por el universo 2.0. (ayuda también la amenidad que le caracteriza, a él y a sus secuaces). Si encima dedica en Febrero un «Pintxos y Blogs» a la divulgación científica, razón de más.

Divertido, ¿verdad? A ver si un día le desvirtualizo…

4 pensamientos en “Kate y el accidente congelado

  1. Magníficas referencias. Ahora tendré que leer todos los artículos que mencionas… pero todo sea por el bien de la humanidad.

    A medida que ponías ejemplos de «accidentes congelados» que iban cambiando la historia me estaba acordando de Eduardo VIII de Inglaterra y de que se empeñase en casarse con una mujer, Wallis Simpson, divorciada. Hecho que le obligó a abdicar en favor de su hermano Jorge VI (esposo de la difunta Reina Madre y padre de la actual Isabel II de Inglaterra), de manifiesta inclinación pro-nazi.

    Hace unos días vi un documental en La 2 que planteaba que de no haberse casado con una mujer divorciada Inglaterra no hubiera plantado cara a Hitler y Estados Unidos no hubiese entrado en guerra. Supongo que otro «accidente congelado» de dimensiones históricas, ¿no?

    Andoni.

    P.D.- ¡Gracias por la referencia! A ver si nos desvirtualizamos, sí, que ya viene siendo hora…

  2. Desde mi humilde perspectiva, lo que se describe como «accidente congelado», yo lo conozco como «acción humana». O sea, la capacidad de hacer algo no previsto, no racionalmente previsible, que caracteriza a las personas. A todas. Lo que llamamos liderazgo cuando tiene éxito (¿qué es éxito?).
    Y así como he conocido ejemplos de liderazgo poco racionales, no he conocido ninguno que no tuviera una fuerte carga de pasión. Es ineludible la pasión.
    Preguntas que qué podría hacer virar a las Instituciones Científico Tecnológicas, para formar parte de las emociones de la sociedad. Fácil. Enamorar. Y sólo se enamora a alguien, a la sociedad, si uno está enamorado apasionadamente. Pero no de «rollo» y discurso , sino enamorado de servir, como Ciencia o Tecnología, a la Sociedad, incondicionalmente. Aunque los presupuestos no lo expresen. Aunque no nos aprecien los esfuerzos. Aunque nos rechacen.
    En el sistema que mencionas habrá que aumentar el número de los apasionados, y reducir el de los interesados.

  3. La mención a Pedro Miguel Etxenike me trae a la memoria el evento Passion for Knowledge (http://www.dipc10.eu/es/presentacion), que organizó el DIPC entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre del pasado año en Donostia, y que debiera de pertenecer a la categoría de Accidentes Congelados. Esos que se introducen en las emociones colectivas y configuran el futuro.
    El evento tuvo una repercusión muy limitada en los medios, por ejemplo frente a otro de carácter más mediático, e incluso cercano en fechas, como el propio Zinemaldia. Si Mikel Olaciregui, una semana antes, hubiera podido congregar a una quinta parte de las estrellas rutilantes con que nos regaló Etxenike a los asistentes al Kursaal, a estas horas sería por lo menos candidato a Diputado General. Pero, es evidente que Cine y Conocimiento no tienen el mismo tirón mediático y Mikel ganó la batalla de los medios a Pedro Miguel. Yo viví momentos de felicidad y emoción en ambos eventos, pero mientras sé que el Zinemaldia volverá a celebrarse este año, no sé –y me preocupa- cuando volveremos a tener otro Passion for Knowledge.
    ¡¡Más Passion for Knowledge, por favor!! Necesitamos más de esto para cambiar nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación.
    Los que no tuvisteis la oportunidad de asistir en el Kursaal a las conferencias impartidas por expertos de primera fila, incluyendo 10 Premios Nobel, podéis verlas en:
    http://www.dipc.tv/p4k/lectures/pages/20100927_01.html

  4. Thanks Sir Anthony, es un placer seguirte all arround the world, y descubrir las recetas con las que sueles regalarnos (aunque nunca quedan tan bien como en tus fotos ; )
    & mila esker Juan Mari, es la pasión lo que nos mueve, tienes toda la razón. Sobre los presupuestos, nunca nos pondremos tú y yo de acuerdo…¿verdad? Bueno, al menos lo discutiremos con pasión: eso es un principio
    &gracias Julián, Donosti acabará siendo la ciudad del cine (ya lo es, por méritos propios), la ciencia y tecnología (es cuestión de seguir trabajando)
    abrazo a los tres

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