La Divina Comedia del I+D+i (Purgatorio: 3 de 4)

Voy a tener que darme prisa en acabar la serie de posts, que el olor del azufre ha despertado a muchos, y no era mi intención teneros contemplando una visión infernal… Así que vamos a escalar esta mañana el Purgatorio, ya sabéis mi debilidad por subir montañas.

El Purgatorio de Dante tenía 9 alturas (una antesala, una por cada uno de los pecados capitales, y la cima). Nuestro Sistema de I+D+i tiene también 9 terrazas en las que purificar sus faltas:

  • La primera terraza la lleva en el propio nombre “I+D+i”, que viene a ser como el mote que te ponen en el pueblo (al menos, en los pueblos de antes: el pelagatos, el matacristos, la pinchapuertas, el tragapuros, el cagatintas…). Desde la minúscula para la “innovación”, hasta la linealidad que sugiere, todo induce a error en el nombre del sistema y en las estadísticas que le van poniendo apellidos (por ejemplo, el Gasto en I+D), que muchas veces estorban más que ayudan
  • La segunda terraza para purgar los pecados de investigadores, tecnólogos, innovadores y gestores públicos se llama “programas de ayuda” o también “subvenciones”. La Santa Inquisición debió dejar escrito un capítulo a los científicos en el libro “Sobre el arte de torturar”…
  • Por si fuera poco, en la tercera terraza te espera el reparto competencial interdepartamental e interinstitucional. Los padres de la patria no sabían que la innovación fuese a ser importante, y se les olvidó incluirla en la Constitución (ese texto que hemos descubierto que sólo Merkel puede cambiar). En el I+D lo hicieron mejor, todos los niveles de la Administración tienen competencias, pero no está claro cuáles: festival.
  • La cuarta terraza es complementaria de la anterior: hay consenso en que 2/3 de esta ronda la pagan los privados, y 1/3 los públicos. El problema es que se les ha olvidado crear un idioma para poner de acuerdos a unos y a otros, la colaboración público-privada es el arte de sobreponerse a la mutua perplejidad.
  • En la quinta, nos encontramos con el famoso chiste de la “carrera investigadora“. Hace falta vocación y bastante inconsciencia para decidir que lo que quieres hacer con tu vida, es arruinarla (en sus distintas dimensiones: económica y espiritual).
  • La sexta terraza en la que purgamos nuestros pecados se llama “no corras que es peor”. El sistema es como un ovillo perfectamente enredado, de esos que como quieras desenredar con prisas, lo único que acabas consiguiendo es dejar un nudo peor y más fuerte. Hay que ir muy despacio, estudiando con cuidado los nudos para conseguir desenredar sólo un poquito del jaleo, y luego enfrentarte al siguiente nudo (Alejandro, ¿dónde estás cuando se te necesita?)
  • En la séptima terraza (vamos cogiendo altura, no vayas a resbalar ahora), nos esperan los consultores, sonriendo. El Sistema es una mina de oro para la consultoría, y lo malo es que para cuando te encuentras con uno que aporte compromiso y conocimiento (que haberlos, haylos), generalmente ya has perdido la fe, y contratas estudios para renovar la decoración de tus baldas.
  • La octava altura del purgatorio está habitada por los que acaban de llegar al Sistema, y se dan cuenta de que todos los que están dentro están locos, o están tan institucionalizados que lo mejor es no hacerles ni caso. Éstos suelen tener que ir cayendo de terraza en terraza para ir entendiendo dónde se han metido (a veces siguen cayendo hasta el Infierno, ya leisteis mi post de ayer…). Bueno, éstos también nos ayudan a purificarnos, todo es bueno para el convento ; )
  • La novena es la más dura. Desde arriba ves a tantas personas que sufren por cómo están las cosas, y también lo importante que sería que el Sistema funcionase correctamente. Es como un fuego que te va devorando por dentro, ya os he hablado de él en alguna ocasión.

Los que esperabais que la cosa mejorase después del post del Infierno, estaréis un poco preocupados… Que no cunda el pánico, estamos llegando al Cielo, y allí ya podréis descansar un poquito la vista. Conviene de vez en cuando no olvidar las cosas de las que tenemos que desprendernos si queremos que nuestro Sistema funcione como debiera…

Dante nos recuerda en la Divina Comedia “ché saetta previsa vien più lenta“: la flecha que vemos llegar, ésa viene más despacio (de la que no ves llegar, la primera noticia que tienes es que te ha atravesado…). Tenemos que conocer las flechas que amenazan el Sistema, tenemos que reaccionar, y para eso lo primero es no retirar la mirada, aunque no nos guste lo que vemos. Así podremos parar mejor los golpes (y con un poquito de buen humor, que he tratado de conservar en este relato).

Ánimo, que esta noche nos veremos en el Cielo!

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