Ya sabéis que voy como Sherlock Holmes, buscando las pistas que van apareciendo aquí y allí sobre dos temas que, como las cerezas de antes, vienen de dos en dos: nacionalismo económico y marca de país. El interés no es casual, también como las cerezas de antes, enganchadas a estas dos vienen otras dos: políticas industriales y políticas de ciencia y tecnología.
Tres ejemplos de esta semana:
- El martes se ha debatido y aprobado en el Congreso una proposición no de ley para que el Gobierno desarrolle un Plan General de Marca España, con una perspectiva transversal “económica, cultural, social, empresarial, deportiva, tecnológica, histórica y medioambiental”, y “consensuada con las Comunidades Autónomas”. El Gobierno ya ha dicho que va a contratar a Tom Cruise, que le han contado que ha hecho ya cuatro parecidas (en concreto M:I 1, M:I 2, M:I 3 y M:I 4)…
- El mismo día, Robert Peston, Business Editor de la BBC News, se hace varias preguntas en su blog “More from Robert” sobre cómo debería ser el nacionalismo económico y la política industrial en UK, ahora que el gobierno no tiene ni un penique y casi todas las grandes empresas británicas están en manos de capital extranjero… Acaba en la pregunta del millón que lleva haciéndose varios años ¿no habremos vendido la primogenitura (las empresas de la economía real), por un plato de lentejas (la economía financiera, el “mercado de los capitales”)?
- Y, para acabar la semana, un titular de El País de este viernes que resume la ponencia del profesor y doctor en Ingeniería Eberhard Abele, de la Universidad Técnica Darmstadt (Alemania): “Euskadi, la pequeña Alemania“. En esencia, compara nuestra estructura productiva y potencia tecnológica en el ámbito de la máquina herramienta con la alemana, y dice que andamos muy parecidos. Aplicando la transitiva, si la marca por la que apuestan gobierno y empresas alemanas es “Germany, the Land of Ideas“… ¿eso no convertiría a nosotros en “Euskadi, the little Land of Ideas”?
Leyendo el debate del Congreso en el Diario de Sesiones del martes sobre la marca, meditando sobre las paradojas sobre las que reflexiona Peston… Comprobando que, al final de tanto debate y meditación, la realidad de quiénes somos es tozuda y acaba abriéndose camino…
El debate sobre la marca tiene la ventaja de que acaba en algo muy concreto, muy visible, que todo el mundo entiende muy rápido, y con lo que se identifica emocionalmente (o, en sentido contrario, por lo que siente un rechazo visceral). Las marcas conectan o desconectan rápido con nuestra identidad, algo que las políticas industriales o científico-tecnológicas no pueden conseguir… Por eso la cereza de la marca Euskadi me interesa tanto: quiero que tenga el aroma de la Ciencia y la Tecnología, que tenga el color rojo de la pasión, que deje en la boca el gusto del conocimiento nuevo, del nuevo renacimiento que necesita Europa…. Como suele decir Pedro Luis, tenemos que repensar Euskadi.
Los japoneses celebran cada año la llegada de la primavera con una fiesta, el “Hanami” (”ver flores”). Llega hasta el anochecer, y entonces se llama “Yozakura”, (”cerezos de noche”): iluminan los cerezos cargados de flores. Es una fiesta que celebra el fin del invierno, y es tanta la expectación que la oficina de meteorología anuncia cada año un pronóstico de floración del cerezo, lo llaman Sakurazensen. Este año, los cerezos andan perezosos y se retrasan respecto de la fecha oficial, quizá por dar tiempo al duelo inevitable del primer aniversario de Fukushima…
Os invito a celebrar la llegada de la primavera: está llegando, por fin. Vamos a ver si conseguimos cuidar la cosecha de las cerezas de este año, que llegará en junio, con el solsticio de verano. Ya os contaré detalles, necesitaré vuestra ayuda estos meses de primavera.
Mientras tanto, de deberes, me leeis el Poema 14 de los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, y me disfrutáis un poco de la llegada de la luz, no se os vaya a olvidar con tanta crisis y tanta historia en qué cesta están las cerezas que importan.
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