Las verdades de John Kay

Ya os he contado que en UK andan preocupados con el objetivo de reconstruir su industria, apostando por la inversión en ciencia y tecnología, entre otras cosas.  Hace unos meses, la Secretaría de Estado de Empresas e Innovación de su Gobierno (ya sabéis que juntaron en un solo Ministerio, el DBIS, la Investigación y la Industria, parece que les va funcionando) , encargó un informe a expertos pidiendo un diagnóstico de los fallos que impiden alinear los intereses de las empresas a largo plazo con los financieros del mercado de capitales y el buen gobierno de los gestores.

Este tema es como el cuento del traje nuevo del emperador: todos lo conocemos, pero hacemos como si no, porque no es fácil ponerle el cascabel al gato, hay mucho poder e intereses creados de por medio. En los mercados financieros triunfan los especuladores y las posiciones cortoplacistas, un virus que se ha acabado extendiendo a los gestores de las grandes corporaciones (cuya cabeza depende del valor en bolsa de sus acciones, que a su vez depende de las opiniones de los analistas financieros).

He leído esta semana el informe que el grupo de expertos entregó en Julio: “The Kay Review of UK Equity Markets and Long-Term Decision Making”. Lo ha dirigido John Kay, un escocés de pura cepa, matemático y economista por Oxford y London School of Economics, columnista habitual en el Financial Times y fundador de la consultora internacional London Economics,  junto a un excelente equipo: John Rose, Chris Hitchen y James Anderson.

El informe tiene el modesto objetivo de servir de refundación del capitalismo, al menos en lo que atañe a su gobierno microeconómico y te recomiendo que lo leas. Dice que el emperador está en pelotas, y es muy refrescante leerlo, a mí me han dado ganas de aplaudir.  El estudio parte de la premisa de que sólo la inversión de las empresas y el desarrollo de su capacidad de innovación, su marca, la buena reputación y la formación de sus trabajadores, pueden ofrecer la ventaja necesaria para competir en el mercado mundial y mantener la prosperidad de un país. Y la conclusión es que el mercado de capitales no es lo suficientemente eficiente para apoyar a las empresas en esta tarea.

Financial intermediation depends on trust and confidence: the trust and confidence that savers who invest funds have in those they choose to manage these funds, and the trust and confidence of investors in the businesses they support. Trust and confidence are the product of long-term commercial and personal relationships: trust and confidence are not generally created by trading between anonymous agents attempting to make short term gains at each other’s expense.

Trust and confidence, or their absence, are the product of the prevailing culture. Incentives matter: not because, as some people crudely think, financial rewards are the only human motivation – although there are some people of whom that is true, and many of them are to be found in the financial sector. Most people have more complex goals, but they generally behave in line with the values and aspirations of the environment in which they find themselves. We must create cultures in which business and finance can work together to create high performing companies and earn returns for savers on a sustainable basis.

La sostenibilidad del sistema económico actual cuelga de este hilo: la recuperación de valores y de una cultura no basada únicamente en el afán de lucro cortoplacista, sino en la creación de valor a largo plazo. O fortalecemos ese hilo y lo convertimos en la columna vertebral de nuestro modelo económico, o se seguirá viniendo abajo cada vez con más estrépito, y tendremos que fundar uno nuevo desde las bases (probablemente, tengamos que hacer ambas cosas, espero que hayas descansado en verano y vengas con las pilas cargadas…)

Por cierto, el informe Kay habla mucho de la inversión en Ciencia y Tecnología, una de las primeras víctimas del virus del cortoplacismo:

He leído los titulares y algunas opiniones de la reforma del sistema financiero aprobada ayer en España, buscando si por alguna parte decía que el emperador está en pelotas. En cambio, me he vuelto a perder en infinitas descripciones sobre el banco malo, el rescate y la madre que parió a ambos. Entiendo la urgencia de estas medidas de saneamiento, pero no basta con podar las ramas podridas, tenemos también que sanear las raíces…

Por cierto, no quiero acabar sin decir alto y claro que yo no meto a todos los financieros en el mismo saco. Por ejemplo, he sido testigo directo de la política de participaciones industriales antes de BBK y ahora de Kutxabank, y no puedo sino aplaudir la visión a largo plazo y el compromiso con la industria que han demostrado siempre. Otro gallo nos cantaría si todas las entidades financieras hubiesen funcionado con esos criterios, y si las reformas financieras incentivasen este tipo de comportamientos (en vez de perseguirlos, como hace Basilea III, por ejemplo).

Pues ya lo sabes, trabajo tenemos para recuperar lo que es nuestro. Ya sabes que este próximo martes me incorporaré como Decano de Deusto Business School (la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Deusto). Mucha ilusión, mucha responsabilidad también: la Universidad y las Escuelas de Negocio son instituciones clave para dar la vuelta a este sistema, para sanear sus raíces empezando desde lo más profundo, los valores de sus personas. Ya os iré contando.

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