Me comentaba esta mañana un buen amigo, que cuando la mar está revuelta, es cuando se distingue a los buenos patrones.
Así que lamentaré los efectos en muchas familias de este cambio de ciclo económico que nos acompañará al menos durante el Ejercicio 2009, pero me tranquilizará en todo este tiempo saber que en nuestra industria y en nuestras instituciones hay patrones que sabrán navegar por estas aguas revueltas. Bienvenida la crisis si el protagonismo de nuestra economía y nuestra sociedad queda en manos de buenos patrones. Saldremos fortalecidos y saneados.
Esa reflexión me lleva a pensar que en estas mismas manos debería estar este «Thought in Euskadi» (Innovan las Personas), así que voy a por el tercer compromiso: o hago que esta conversación sea compartida por algunos buenos patrones, o poca riqueza habrá y tendré que buscar un título más modesto para este blog.
Como el subtítulo de «Innovan las Personas» es un concepto amplio, trataré de buscar alguna definición más precisa del rumbo que me gustaría dar a esta conversación (en línea con la catálisis de la que hablaba en algún post anteriot), con la ayuda de Ortega y Gasset:
‘Existen hombres decididos a no contentarse con la realidad. Aspiran los tales que las cosas lleven un curso distinto: se niegan a repetir los gestos que la costumbre, la tradición, y en resumen, los instintos biológicos les fuerzan a hacer. Estos hombres llamamos héroes. Porque ser héroe consiste en ser uno, uno mismo. Si nos resistimos a que la herencia, a que lo circunstante nos impongan unas acciones determinadas, es que buscamos asentar en nosotros, y sólo en nosotros, el origen de nuestros actos. Cuando el héroe quiere, no son los antepasados en él o los usos del presente quienes quieren, sino él mismo. Y este querer ser él mismo es la heroicidad. No creo que exista especie de originalidad más profunda que esta originalidad ‘práctica’, activa del héroe. Su vida es una perpetua resistencia a lo habitual y consueto. Cada movimiento que hace ha necesitado primero vencer a la costumbre e inventar una nueva manera de gesto’. (J. Ortega y Gasset, ‘Meditaciones del Quijote’)
Releo lo escrito hasta ahora, y me viene a la memoria que hace algunos meses le recomendé a una de mis hermanas alguno de los libros de Ortega. Recuerdo que su comentario básico fue: interesante pero tiene la costumbre de olvidarse de la mitad del universo, o referirse a él como un elemento decorativo. Era 1914 y sin duda, cada movimiento que hacemos para implantar la igualdad real «necesita primero vencer a la costumbre e inventar una nueva manera de gesto«.
Así que ni patrones, ni hombres ni héroes: mi tercer compromiso será conseguir que algunas Personas me ayuden a escribir este blog, para que se haga merecedor de su título.
Recojo con gusto el testigo literario y existencial, amigo Guillermo, a la espera del de otras muchas personas que se sumarán… seguro. «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Otros que luchan muchos días, y son mejores. Y están los que luchan todos los días… ésos son los imprescindibles». La cita es de Bertold Brech y al igual que Ortega, peca de androcentrista, ya lo ves. Es igualmente arquero de precisión, porque apunta hacia la necesidad de constancia, de apuesta mantenida a largo plazo. A tu reflexión sobre la importancia del liderazgo, sumo la mía sobre la importancia que creo tiene ser capaces de blindar las apuestas estratégicas ya que será la acción diaria la que nos permitirá de mantener el rumbo precisamente descrito.
En Euskadi puede ejercerse un fuerte liderazgo, y eso es bueno… y mantenerlo, y defenderlo frente a la coyuntura es imprescindible.
Vamos, digo yo…
Hace unos dias asisti a una sesion de los cursos de verano que se celebran en Miramar. El tema interesante: «Al hilo del pluralismo». En el fondo cada ponente describia la crisis que le producia la evolucion de su pensamiento durante los ultimos años.
Pero lo que me impactó no fueron los ponentes sino una asistente al curso. Es una profesional de la radio y ha tenido un infarto. La ultima vez que estuve con ella presento un evento de estos multiples. Me sente a su lado. Tiene dificultades para andar pero esta peleando todos los dias. De hecho su asistencia al curso es parte de se pelea. Le ayude a abrir un sobre de azucar para el cafe con leche. De momento solo puede utilizar una mano. Le dije que habia rejuvenecido mucho. Se lo dije en serio. Me dijo que sería la falta de estres. despues se fue. No vi una mujer en crisis. Vi una mujer afrontando una crisis. Por eso Guillermo, cuando he leido tu título de hoy y los cometarios de Pilar yo me he acordado de ella. Quién dice que no se aprende nada en los cursos de verano. Para mi ha sido una lección
En psicología se maneja desde hace tiempo el concepto de «resiliencia», que curiosamente también se maneja en la ingeniería aplicándola a los materiales. Una persona resiliente es aquella que sale fortalecida de una crisis. ¿Se puede aprender a ser resiliente? Pues parece que hay quien lo cree.
De todas formas, las crisis son momentos complicados donde es difícil predecir nada de nada. Muchas veces pienso que no hay crisis como tal, sino personas que perciben de forma muy diferente lo que sucede a su alrededor. Hay quien ve oportunidades donde otras personas ven amenazas. Así de simple.
Respecto a las organizaciones, si las vemos como entidades que buscan estabilidad, entonces las crisis no deben ser plato de buen gusto. Pero quizá el asunto sea tan simple como asumir que viven inmersas en una especie de crisis permanente y aprender a manejarse en ese caos creativo.
Hola, Guillermo
He visto que había un link por ahí a mi blog, y me ha alegrado verte tras él. Gracias.
En la época en que trabajamos juntos, y cada vez que hemos coincidido después, he aprendido mucho de tí, así que este blog será una de mis visitas favoritas a partir de ahora.
Sin embargo, un reto a la mayor, a tu mayor.
Recuerdo una escena de «El último samurai». Tom Cruise, aún aprendiz, se enfrenta a un experto en una pelea en la que parece no tener opciones. Entonces otro samurai se le acerca y le dice «piensas demasiado».
Sabes, con el paso del tiempo he ido sintiendo que en Euskadi, y en otros muchos lugares, pensamos demasiado.
Un gran abrazo
Alfonso
Como recuerda Pilar, sin duda la clave está en perseverar. En mantener las apuestas aunque en algunas coyunturas parezcan complejas de mantener.
Pero como también dicen Juan Carlos y Julen (ezkerrik asko por tu visita!), somos las personas las que marcamos la diferencia ante las coyunturas. Me alegra que la resiliencia se pueda educar (o al menos algunos así lo crean).
El comentario de Alfonso de que pensamos demasiado me llegó el mismo día en que Chek-Ming Tan, de la Singapore Economic Development Board, me dejó otra perla cuando le hablé de este blog. Me dijo «No te olvides del «made in Euskadi», que si no haces, pronto piensas lejos de la realidad». Y me parece que Alfonso y Chek-Ming Tan tienen razón.
Otro propósito a la lista: cambiar el nombre del blog. ¿Sugerencias?